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El reloj de la vejez corre en contra de Chile: Su efecto sobre la economía y cómo se propone enfrentarlo

Los nacimientos en Chile enfrentan cifras críticas, que afectarán al crecimiento de la economía y pondrán presión sobre el gasto fiscal. ¿Qué medidas tomar?

09 de Febrero de 2025 | 09:46 | Por Pablo San Martín, Emol
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El Mercurio
El mundo enfrenta bajos índices de natalidad y Chile no está ajeno a esa realidad. El país, de hecho, exhibe cifras alarmantes. Según datos del Registro Civil en 2023 se registró la tasa más baja de nacimientos en una década, con cerca de 174 mil.

Chile envejece y esa no es la única estadística que da cuenta de ello. En 1960, según datos del Banco Mundia, el país registraba una tasa de natalidad del 35%, que a 2022 cayó abruptamente a 12%.

Incluso en Latinoamérica, según un ranking elaborado por Bloomberg, Chile es de los país que más bajo se encuentra en la tabla. Está en el puesto 18 de 21, con un 11,8% en la tasa, por detrás de naciones como Brasil, Argentina, Colombia, México, Venezuela, Ecuador y Panamá. Y solo por sobre Uruguay, Cuba y Puerto Rico.


Quizás un buen resumen de lo que ha ocurrido el último tiempo en Chile podría ser el siguiente. Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), si en 2000 la población de hasta 14 años era un 27,3% del total de Chile, se estima que baje a 14,2% en 2050; en cambio, las personas de 60 años o más pasarán de ser el 10,8% al 32,1%.

"Infertilidad estructural"


En los últimos meses el asunto ha tomado relevancia y se han llevado a cabo foros y seminarios. ¿Por qué la baja natalidad en Chile? La doctora en Sociología de la Universidad de Cambridge y académica de la UC, Martina Yopo, es de las voces que ha emergido en medio de esta discusión.

Habla de una "infertilidad estructural". En entrevista con el diario El País, de España, explicó: "En Chile no están las condiciones sociales ni estructurales para que las personas puedan tener y criar hijos. Hoy, las mujeres son mucho más conscientes de las desigualdades género y tienen menos tolerancia a formar familia en contextos de profundas asimetrías. También, tienen mayor conciencia de cómo el mercado laboral y la educación superior las penaliza por tener hijos, por lo cual muchas están retrasando la maternidad para evitar, precisamente, esas penalizaciones".

"Y hay otros aspectos -añadió- como la pobreza de tiempo: hoy, las personas sienten que les faltan horas del día. Y en un contexto en que se requiere pasar cada vez más tiempo –y tiempo de calidad– con los hijos, el no tenerlo, el vivir acelerados, es otra de las razones por las cuales las personas no están teniendo hijos".

Pero no solo de razones se ha reflexionado. Es que también se comienza a hablar de posibles consecuencias, si es que la tendencia no se revierte a tiempo. El ministro de Hacienda, Mario Marcel, exhibió su preocupación al respecto, en el seminario "Un pacto por el Crecimiento" que organizó Icare a comienzos de enero.

"Vamos a ver que la población de 65 años y más en 2030 va a ser mayor que las de 15 y 20 años. El factor demográfico empieza a jugar en contra nuestra", expresó el titular de la cartera en esa ocasión, quien resaltó la importancia de enfrentar este problema en un nuevo pacto procrecimiento.

Es que, tal como el ministro, varios han advertido en los últimos años acerca de cómo podría afectar un envejecimiento de la población al país que -por ahora- no parece tener remedio.

Las consecuencias económicas


Una de las consecuencias que la mayoría parece advertir es la del impacto sobre la asistencia que entrega el Estado a un porcentaje de la población. "Los fenómenos demográficos presionan a las instituciones de protección social social, por lo que se necesita una transformación del sistema", explica a El Mercurio hace algunas semanas Báltica Cabieses, directora del Centro de Salud Global Intercultural de la UDD.

Mauricio Carrasco, académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales U. de los Andes también dice destacar las presiones que se generarán en el gasto público por salud y pensiones, "y la reducción de la fuerza laboral con efectos negativos en la productividad y crecimiento".

Para Macarena García, economista de LyD, la baja en la tasa de natalidad ya está teniendo efectos visibles. Destaca, de hecho, que ha contribuido a la disminución del crecimiento económico. Esto, debido a que hay menores horas trabajadas, que se suman a las que "también se vienen reduciendo desde hace años y ahora se le agregan la reducción de la jornada laboral a 40 horas".

Juan Ortiz, economista senior del OCEC UDP, en una línea similar, explica que "en el mercado laboral una mejor tasa de natalidad afecta el crecimiento de la población en edad de trabajar y por ende la fuerza de trabajo. El efecto es una incidencia a la baja en el tiempo tanto el PIB real como el PIB potencial de la economía. En pocas palabras, conlleva a un menor crecimiento en el largo plazo, a través de este canal".

"El efecto es una incidencia a la baja en el tiempo tanto el PIB real como el PIB potencial de la economía. En pocas palabras, conlleva a un menor crecimiento en el largo plazo, a través de este canal"

Juan Ortiz, académico del OCEC UDP

"Asimismo -añade- a nivel tributario un menor crecimiento de la población en línea baja natalidad también impacta el consumo privado y la recaudación tributaria. Esto en medio de mayores presiones del gasto por el lado de un mayor envejecimiento de la población. Un elemento adicional son los menores gastos en el sector de educación asociado a un menor numero de personas en edad escolar en el futuro, respecto al escenario actual".

Precisa, además, que "no hay una fecha o un periodo donde se pueda establecer ex ante que el país o su economía se vean afectado por este fenómeno. Esto se debe a que son cambios estructurales en la economía pero que se desarrollan en un amplio horizonte de tiempo".

¿Soluciones?


Marinella Mazzei, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, señala a El Mercurio que entre las acciones que se deben implementar debe haber un foco en políticas de apoyo familiar o la aplicación de medidas laborales como "jornadas más flexibles para combinar el tener hijos con las dificultades diarias".

Carrasco, de la U. de los Andes, en tanto, dice que es necesario "implementar políticas que ayuden a una reconversión de la economía y capacitación de la población más adulta para que pueda mantenerse activa en el mercado laboral por más tiempo".

Un estudio del OCEC-UDP de hecho propuso soluciones en esa línea: implementar un enfoque que incorpore el envejecimiento de la población, además del cambio climático. Esto, a través de la institucionalización de informes con horizontes de proyección de al menos 20 años.

"En el documento de planificación fiscal de largo plazo para Chile, proponemos incorporar un análisis de largo plazo a nivel fiscal para considerar en los mismos, el análisis de cambios estructurales que enfrenta la economía. Es decir, definir un escenario base donde se indique como se vería cada economía durante las próximas décadas en ausencia de políticas públicas y económicas que hagan frente a estos cambios", dice Juan Ortiz.


Sauerbaum: "Fortalecer los centros de estudio de fecundidad"


En el parlamento también hay quienes ya están pensando en qué solución se le puede dar al problema de la baja natalidad y del evenjecimiento de la población en Chile.

El diputado Frank Sauerbaum (RN) es de quienes ha estado detrás del tema. En diciembre, de hecho, explicó que ya le había planteado a Evelyn Matthei la necesidad de enfrentar el desafío, con algunas propuestas.

Según señala, se trata de un problema de con una "raiz sociológica bien importante". "Primero -dice- porque esta generación es una generación mucho más moderna; las sociedades cuando van creciendo, mejorando su calidad de vida, el concepto familiar también se va debilitando".

Según Sauerbaum hay una "serie de recetas" que desde su sector están analizando. "Yo las agruparía -sostiene- primero en hacer un grupo de políticas públicas que aumenten las redes de cuidado de los niños; segundo, una serie de beneficios tributarios para la mantención de ellos; y también una legislación laboral que sea realmente inductora a poder tener hijos".

En esa línea, dice que se pueden hacer aportes económicos, "también un subsidio estatal para los costos prenatales, para todo lo que es el prenacimiento con los cuidados que eso requiere", entre otras medidas.

Asegura, asimismo, que también se deben promover y fortalecer los centros de estudio de fecundidad, pues "las mujeres cada vez tienen hijos más tarde".