Son varias las anécdotas que dejó el fallecido empresario Horst Paulmann. Pero las que más resaltan, son un sorpresivo diálogo con la ex presidenta Michelle Bachelet tras caerse en medio de la reconstrucción del Costanera Center, hasta enojarse por una propuesta de cambiar el icónico elefante -Jumbito- que representa a Jumbo, su "regalón", según dicen quienes trabajaron con él.
El fundador y ex presidente del holding Cencosud, falleció el martes a los 89 años y muchos de sus cercanos -quienes siempre le dijeron "don Horst"- accedieron a conversar con Emol sobre las anécdotas que vivieron junto a él en diferentes situaciones.
Lo destacan por su perseverancia en crecer desde muy chico a la expansión del retail en Chile y América Latina con cadenas emblemáticas como Jumbo, Paris y Easy.
Según dicen, su liderazgo estuvo marcado por una visión inquebrantable del negocio, un estilo directo y una profunda conexión con sus clientes.
Un empresario de acción
Claudio Haase, su histórico mano derecha y ex líder del área de supermercados de Cencosud, recuerda el empeño de Paulmann por superar sus limitaciones. "Él nunca dejó su acento alemán aunque hablaba perfectamente bien castellano, pero nunca lo dejó. No tenía mucho oído para los idiomas, entonces llegó un momento hace unos años atrás, cuando empezó a mirar el mundo más lejos, dijo que tenía que aprender inglés y se puso por su cuenta a leer cosas en inglés y le costaba un mundo. Trataba de hablar en inglés con todos los que vinieran, hablaran inglés o no", relató a Emol.
"Entonces era un chapurreo entre alemán, castellano y mal inglés, pero a la larga logró hablar inglés, pero puro esfuerzo. Ni curso ni nada. Solamente al que llegaba le hablaba en inglés", agregó.
La resolución práctica de problemas también era parte de su carácter. "Una vez llegamos en un viaje a una parte y a mí no me llegó la maleta y al otro día teníamos una reunión y no alcanzábamos a comprar. Llegó y me pasó una camisa de él y me dice: 'qué importa que te quede grande o chica, si te la vas a tener que poner igual'. Era un hombre así, que resolvía los problemas de la manera más convencional posible. Era un hombre de acción", rememora Haase.
Según cuenta Haase a Emol, la última conversación que tuvieron fue para la Navidad de 2024, en que no conversaron de negocios pero sí del ámbito social. El próximo llamado era para los 90 años de Horst Paulmann, ya que los cumplía el 22 de marzo.
La caída de Bachelet
Una ejecutivo que trabajó por años con Paulmann, y que prefirió mantener el anonimato, "A propósito del Costanera Center, que tuvimos que reinaugurarlo. Nosotros partimos y en medio de la reinauguración de la construcción se cayó la ex Presidenta Michelle Bachelet a la salida, se tropezó con un fierro y se cayó y él-Horst Paulmann- la estaba acompañando después sale y nos dice, 'oiga, esto no va a ser yeta que se nos caiga la Presidenta', y ella lo estaba escuchando, y le dice, 'Horst, no, eso no', y Horst le responde 'ay, uy, perdón'. Pero es que le salió de adentro, que claro, son cosas que nadie dice".
"En la crisis del 2010, en que nos dice a varios que estábamos ahí, nos dice 'bueno esto se puede acabar -ya que estaba a $900 la acción en la bolsa- esto se puede acabar, yo sé cómo partir de nuevo, ¿quién de ustedes sabe?'", relata.
Y, según cuenta, "algunos dijeron 'sí, un poquito' y don Horst le responde: 'usted cree que sabe, perfecto, ¿cuándo ha comido de un basurero?' y el ejecutivo le respondió 'no, nunca', y Horst le dice 'bueno entonces no sabe, porque yo he comido de un basurero durante 7 meses hasta llegar al campo de refugiados americanos después de la guerra'".
"Entonces ahí uno dice la verdad es que este hombre vivió de ahí a construir un imperio, entonces era muy difícil comprenderlo", añadió.
Otra de las anécdotas es cuando el empresario tuvo una reunión con bancos de inversión en Estados Unidos, "y una persona le dice, 'defínase entre inmobiliario, o retailer'. Porque él era dueño de sus terrenos, la gran mayoría".
Según explicó, "en Estados Unidos eso no se consigue. O sea, o tú eres retailero y arriendas, o eres dueño de los terrenos y se los arriendas a cualquier persona que aunque tenga un supermercado".
"Entonces, don Horst lo queda mirando y le dice, 'oiga, ¿cuánto tiempo lleva en el Banco de Inversiones?' y le responde '25 años' y Horst le dice 'muy bien, siga así, porque no entiende nada'. Pero le dijo en buena porque lo decía de adentro del estómago, porque él sabía que el negocio estaba en el retail y en el inmobiliario. Y los estadounidenses son tan específicos".
La importancia de las pausas
Francisco Guzmán, ex ejecutivo a cargo de Clientes y Asuntos Corporativos de Cencosud, recuerda un episodio que lo marcó: "Un día de invierno, a eso de las 5 de la tarde, pasa por mi oficina en el séptimo piso y me dice: 'Francisco, vamos a tomarnos un cortado al Cory'. Yo no miraba la puerta, así que me di vuelta con mi computador prendido y le digo: 'don Horst, la verdad, estoy hasta las masas de pega'. Entonces, él entra a la oficina, cierra la puerta y me dice: 'Francisco, el día que no nos podamos tomar un cortado cuando queremos, quiere decir que estamos hasta las masas'".
"Obviamente me paré y lo acompañé porque me rompió todos los esquemas. Porque yo estaba repleto de pega, pero la verdad es que la pega me iba a estar esperando 15 minutos después, no pasaba nada. Y uno tiende a pensar en el Horst Paulmann trabajólico, pero era un hombre de esfuerzo y de trabajo permanente, pero dentro del trabajo sabía de repente hacer pausas y como que le recargaban las energías", agrega Guzmán.
El enojo por el Jumbo
Rosario Moreno, quien trabajó diez años como asesora comunicacional en Cencosud, lo describe como "el empresario del cliente".
"Yo tuve la suerte, la verdad, de ser asesora comunicacional durante 10 años, desde el año 2004 al 2014, y siempre me llamó la atención de que Don Horst era un empresario del cliente, era el empresario del cliente, no era un empresario normal, o sea, él cumplió su promesa de dar calidad, no solo de decirla, sino que de hacerlo, de hacer todo lo posible para que de verdad sus marcas atendieran bien al cliente, y si lo atendían mal, a él le preocupaba y solucionaba el problema", expresó.
Luego, relató a Emol que "en las navidades, en el Alto Las Condes, él salía al estacionamiento a dirigir el tránsito. Lo vi empezar a decir: 'señora, para atrás', para que los autos circularan más rápido".
Paulmann también era conocido por su cercanía con los clientes. "También me tocó verlo muchas veces en las góndolas, revisando, conversando con la gente. 'A ver, ¿cómo la atendieron?', y si la clienta o cliente le decía 'no, mal en esto', llamaba a un empleado que corría y solucionaba el problema. Por eso digo que era como el empresario del cliente", enfatizó Moreno.
Otra de las historias que relata es que "le propusieron modernizar el Jumbo. Y siempre fue su marca preferida, la que más tenía en el corazón. Entonces, en una reunión, un asesor o ejecutivo tuvo la idea de sacar el logo del Jumbito en las bolsas, para empezar a acostumbrar y sacar el Jumbo. No se me va a olvidar la cara que puso. Y obvio que se enojó, la idea duró menos de un minuto y fue rechazada rápidamente. Hasta el día de hoy, tú puedes ver el Jumbo, el Jumbito en todos los Jumbos".
"Le habría puesto Jumbo a todo
Quién también vivió una serie de anécdotas junto a Horst Paulmann fue el ex ministro de Minería, Laurence Golborne, quien fue gerente general de Cencosud entre 2001 y 2009.
"Su vida era su empresa y él trabajaba, y no voy a exagerar, 14, 16 horas al día. Su vida era el trabajo y crear, desarrollar y hacer mejor las cosas que estaba haciendo", comentó en entrevista con La Tercera.
Añadió que "para él siempre el negocio más querido fue Jumbo. No hay duda en eso, no titubeo un segundo en decirlo, pero creo que para cualquiera que lo conoció, en su corazón, siempre estuvo Jumbo. Y esas fueron algunas de las discusiones que alguna vez tuvimos. Él le habría puesto Jumbo a todo. Él quería mucho Jumbo, porque tenía su corazón impreso a fuego".
Aseguró, asimismo, que "estaba muy contento cuando le dieron esa nacionalidad por gracia. Creo que es muy merecida, lo celebró muy abiertamente, estaba muy feliz. Él jamás se detuvo en discusiones pequeñas".