Hasta hace algunos años, tener un jefe distante, rígido y centrado únicamente en los resultados era lo normal en muchas organizaciones. Sin embargo, lo que antes era sinónimo de éxito, hoy es una receta casi segura para el fracaso, advierten los expertos en capital humano.
Las empresas que no evolucionan sus estilos de liderazgo están perdiendo conexión con sus equipos, debilitando su cultura interna y, en los casos más extremos, enfrentando fugas masivas de talento, afirman desde Robert Half -empresa de dotación de personal y consultoría empresarial-.
“Antes se valoraba al jefe que imponía respeto, que controlaba todo y que tomaba decisiones en solitario. Hoy eso genera rechazo”, afirma Carolina Varela, directora de Servicio y Calidad de Adecco Chile -empresa con servicios de reclutamiento, outsourcing y capacitación-. La experta insiste en que la razón es evidente, la fuerza laboral ya no está compuesta por empleados que buscan únicamente estabilidad o ascensos. Buscan propósito, crecimiento, autonomía y líderes que escuchen.
Los modelos tradicionales se basan en jerarquías inflexibles, donde la autoridad se ejercía desde el miedo o la distancia, y la presencia física en la oficina era sinónimo de compromiso. “Se priorizaba la eficiencia operativa sobre la adaptabilidad, y el líder era visto como una figura distante, más enfocada en el cumplimiento de metas que en el desarrollo de los talentos. Hoy ese enfoque ha ido quedando atrás porque el entorno empresarial y social ha evolucionado”, explica Jorge Gamero, gerente general de ManpowerGroup Chile -empresa multinacional con soluciones de gestión de talento humano-.
Pero hoy, esa receta está obsoleta. Las nuevas generaciones -y no solo ellas- valoran estilos de liderazgo más humanos, horizontales y adaptables. Lo que antes se interpretaba como debilidad, como la empatía o la apertura, hoy es fortaleza.
“El liderazgo moderno requiere fomentar el talento, no sofocarlo; promover la colaboración, no reprimirla; y conectar con las personas, no controlarlas”.
Caio Arnaes, director asociado de Robert Half Chile
Los especialistas explican que el punto de quiebre fue la pandemia, todo esto, porque era imposible supervisar de forma presencial, lo que obligó a muchos líderes a aprender a confiar, a liderar sin ver. Las empresas más exitosas no fueron las que impusieron más reglas, sino las que supieron escuchar a sus equipos, adaptarse a nuevas formas de trabajo y poner énfasis en los resultados, no en las horas conectadas.
Las nuevas reglas del liderazgo: de mandar a acompañar
El cambio no ha sido solo estructural, sino profundamente cultural. La autoridad dejó de ser vertical y se volvió una construcción colectiva, estiman las fuentes consultadas. “Hoy los líderes no son quienes ordenan, sino quienes guían, inspiran, conectan con su equipo y facilitan el desarrollo de cada persona”, asegura Varela. Esa transformación no solo es deseable, es urgente, enfatizó.
Para los expertos, hay errores que se repiten entre quienes no han actualizado su “chip” de liderazgo. Uno de los más comunes es la resistencia al cambio.
“Pensar que lo que funcionó ayer servirá mañana es un error. La velocidad de los cambios exige un liderazgo que se reinvente constantemente”.
Jorge Gamero, gerente general de ManpowerGroup Chile
Otro error es aferrarse a la comunicación unidireccional, sin fomentar espacios reales de feedback. “El liderazgo moderno se basa en conversaciones, no en instrucciones. Y eso exige habilidades nuevas que no se enseñaban antes: escucha activa, empatía, gestión emocional”, detalla Arnaes.
Hoy, liderar implica también crear entornos seguros donde las personas puedan expresar ideas, cometer errores y aprender de ellos. “Ya no se trata de controlar, sino de acompañar, de confiar, de co-construir”, explica Varela.
“La desconexión se hace evidente cuando se sigue trabajando como hace 20 años. Los talentos se van porque no se sienten escuchados ni considerados, y eso afecta directamente la sostenibilidad del negocio”, advierte Varela.
Algo similar plantea Gamero, dice que “los colaboradores ya no buscan únicamente estabilidad o beneficios tangibles: esperan propósito, reconocimiento y desarrollo. Los líderes efectivos son aquellos que generan confianza, fomentan espacios de conversación abierta y reconocen el valor de la diversidad de pensamiento”.
Power skills: lo que hoy define a un buen líder
Las llamadas “soft skills” (habilidades blandas) dejaron de ser blandas. Hoy son "power skills" (habilidades poderosas), y marcan la diferencia entre un jefe obsoleto y un líder relevante. Según los tres expertos, las más valoradas en el liderazgo actual son:
-Empatía e inteligencia emocional.
-Comunicación clara, honesta y constante.
-Escucha activa y capacidad de recibir feedback.
-Flexibilidad y resiliencia frente a los cambios.
-Pensamiento crítico, colaboración y mentalidad de aprendizaje continuo.