Una bolsa de basura que desaparece sin contaminar y que, además, no atrae a perros ni gatos. Esa es la propuesta que Paulo Castillo y Juan Antequera están desarrollando desde su emprendimiento Eco-Elite, iniciativa que surgió en 2024 con el objetivo de disminuir la cantidad de desechos domésticos dispersos en calles y veredas, un problema persistente en muchas zonas residenciales del país.
El producto que actualmente se encuentra en etapa de prototipo está fabricado a partir de almidón de maíz, lo que lo hace completamente biodegradable. Pero no solo apunta a ser una solución ecológica frente al uso masivo de plásticos. Su característica más innovadora radica en la incorporación de un repelente natural que evita que perros y gatos rompan las bolsas en busca de restos, un comportamiento que termina esparciendo basura en el entorno urbano.
Lejos de tratarse de un químico industrial, el repelente fue formulado con ingredientes amigables con la fauna. De esta forma, mantiene alejadas a las mascotas sin afectar su salud, lo que convierte a estas bolsas en una alternativa segura tanto para los animales como para el medioambiente. Una propuesta inédita en el mercado chileno que busca abrirse paso dentro de las soluciones de consumo sustentable.
"La característica principal de nuestras bolsas, además de su resistencia, es el repelente natural que contiene, que evita que las mascotas las destruyan, lo cual genera una gran contaminación en las calles, principalmente, en zonas residenciales".
Paulo Castillo, fundador de Eco-Elite
Los emprendedores detrás de la idea no han estado solos en este camino. En su búsqueda por perfeccionar el producto y avanzar hacia un modelo de negocio más sostenible, participaron recientemente del curso “Innovación verde: descarbonización como motor del emprendimiento sostenible”.
Organizado por el Centro de Investigación y Modelación de Negocios (CIMON) de la Universidad Santo Tomás, sede La Serena, y financiado por Corfo, esta instancia les entregó herramientas concretas para incorporar criterios medioambientales en todos los niveles de su producción.
Durante el programa, Castillo y Antequera aprendieron a medir la huella de carbono de sus procesos, implementar estrategias de mitigación y compensación, y conocer a fondo la normativa ambiental vigente, aspectos clave para quienes buscan posicionarse dentro del ecosistema de innovación sustentable. También profundizaron en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que les permitió ajustar su propuesta de valor desde una perspectiva integral.
Gracias a esta experiencia, ambos emprendedores han podido reconfigurar su visión de negocio. Además, han incorporado prácticas de vigilancia tecnológica y análisis normativo para adaptarse a un mercado cada vez más exigente, no solo en términos de calidad, sino también en responsabilidad ambiental.
Con respecto a esto, el microempresario señaló que "participar de este curso ha sido una experiencia muy satisfactoria, ya que hemos podido aumentar el valor de nuestros productos y servicios, a través de un modelo de negocios sostenible único. Además, aprendimos sobre normativa ambiental y cómo ésta es aplicada en el mercado en el cual queremos insertarnos".
