La decisión de las empresas chinas BYD y Tsingshan de desistir de los proyectos de inversión que tenían contemplados en Antofagasta para industrializar el litio chileno no dejó a nadie indiferente.
El Gobierno lamentó la decisión y señaló -por medio de la vocera (s) Aisén Etcheberry- que la Estrategia Nacional del Litio sigue adelante. Mientras, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, destacó que "es una oportunidad que se pierde más que nada por los inversionistas, más que por Chile".
Mientras, desde el parlamento también afloraron críticas. "Es una pésima noticia que estamos en el mes de mayo y que dos empresas seleccionadas por Corfo deberían haber estado produciendo cátodos y baterías de litio, y hasta el día de hoy eso no sucede", dijo el diputado Cristián Tapia (IND-PPD), miembro de la Comisión de Minería y Energía.
En la academia también comenzaron a surgir críticas, que se concentraron -en alguna medida- en la institucionalidad. Es que hay quienes piensan que la estrategia debe ser revisada, mientras otros apuntan a la "permisología".
Críticas
Para Ronald Guzmán, profesor de Ingeniería Civil en Minería de la UDD, "como señal es muy crítico ya que es inversión privada y extranjera, que por razones de burocracia y permisología, entre otros, desiste de invertir en Chile".
"Por otro lado -dice- muestra que la estrategia de minería para el litio, que dependa preferentemente de la extracción, es frágil, es decir, no aprovecha el liderazgo en reservas y producción para posicionarse".
El académico dice que se debe revisar la estrategia y ser más honestos respecto a lo que se quiere y puede hacer. "A mi juicio -indica- se debe generar una estrategia basada en el conocimiento respecto a la extracción de litio, lo que se llama un encadenamiento hacia atrás".
El académico Manuel Reyes-Jara, de Ingeniería en Minas de Universidad Andrés Bello habla de "un golpe muy serio". Según explica, "se trataba de una oportunidad concreta para industrializar el litio en Chile, apalancados por actores que lideran el conocimiento y el mercado global de baterías. En 2022, el precio del carbonato de litio grado batería superó los US$80.000 por tonelada; hoy ronda los US$9.000. Esta caída drástica hace aún más relevante contar con marcos contractuales claros y visión de largo plazo".
Recalca además que lo más importante es que no se trató de una sorpresa. Esto porque en 2019 tres empresas —Molymet, Posco-Samsung y Fulin— "también se retiraron de un proceso similar, precisamente por la falta de certezas en el precio preferencial del litio. No se aprendió de esa experiencia".
"La estrategia de agregar valor en origen se sostenía, en parte, en estas adjudicaciones. La caída de los proyectos liderados por BYD y Tsingshan no solo debilita la credibilidad de Chile como socio industrial, sino que envía una señal de riesgo a futuros inversionistas", añade.
En tanto, Nicolás Riquelme, académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, dice que encontrar estas licitaciones tomó mucho tiempo y que "el hecho de que las empresas desistan una vez habiéndose adjudicado una licitación es bien costoso, porque tienes que empezar de cero".
Destaca, también, que las firmas deberán pagar un costo reputacional, "porque como se observa es una decisión un poquito arbitraria (...) y que va en contra de sus intereses y del hecho de haber participado en estas licitaciones".
¿Responsabilidad de Corfo?
Guzmán, de la UDD, dice que "Corfo hace lo que puede con los recursos que tiene". Y agrega que "hay una responsabilidad como país de lo que estamos viviendo, tanto a nivel privado como público en organismos sectoriales, como el Ministerio de Minería".
Luis Llanos, profesor de Ingeniería Industrial de la U. de Chile, por su parte, señala qu´es difícil delinear la responsabilidad de Corfo. Pero indica: "Claramente se debió haber hecho un seguimiento mucho más cercano de estas inversiones".