El histórico Club de la Unión -fundado en 1868 y por décadas lugar de reunión de la élite chilena- vive días difíciles.
El club, un emblema capitalino, inició un proceso de reorganización judicial para dar continuidad al negocio, luego de que dos trabajadores solicitaran la liquidación forzosa de la sociedad, en virtud de deudas laborales por más de $180 millones.
El emblema del centro de Santiago -que además enfrenta 15 juicios civiles por obligaciones por $419 millones- no solo busca como salir, lo antes posible, de la situación. Es que también debe evaluar de qué manera enfrentará el futuro. ¿Cómo salvar al Club de la Unión?
La mirada del gerente general
La semana pasada la administración del Club de la Unión negó estar ad portas de un cierre inminente. Sin embargo, el el 28° Juzgado Civil de Santiago ordenó, en una resolución del 16 de mayo, avanzar con el proceso de liquidación, luego que "se rechazaran las defensas y excepciones opuestas por el demandado en todas sus partes".
En específico, la justicia comunicó que "se decretó la liquidación forzosa simplificada de los bienes de la empresa deudora Club de la Unión de Santiago".
Al respecto, el gerente general , Ricardo Izurieta, señaló que la "justicia va por su carril, nosotros como club también estamos haciendo lo propio. Hay más instancias donde nosotros podemos seguir apelando porque según nuestro punto de vista, pese a ese fallo judicial propiamente tal, hay instancias legales que aún faltan por defendernos".
Además, señaló tener "muchas ganas" de sacar la situación adelante y estar "trabajando a full, casi 24/7" para logar ese objetivo.
¿Cómo salir adelante?
Izurieta baraja algunas alternativas para darle continuidad al histórico club, cuya edificación emblema en el centro es de 1925. Según señaló se trabaja en tres modelos. El primero apuntaría a una apertura hacia la ciudadanía; el segundo en aumentar la cantidad de eventos; y el tercero, se basa en la ley de donaciones.
En ese sentido explicó que se podría tener -por ejemplo- un gimnasio en la parte de abajo, que permita ingresos por arriendo. También apunta a la posibilidad de que se pueda abrir una cafetería.
"Con la ley de donaciones el Gobierno me está diciendo 'somos un patrimonio, cuidémoslo', y que el mundo público-privado, o sea la parte pública que me autoriza a tener esas donaciones, y el mundo privado que me pueda dar una donación para seguir trabajando", dijo también.
En relación al rol de los socios, indicó que hay muchos que dejaron de ir y que por lo mismo dejaron de pagar las cuotas. Y que ello ha significado "un hoyo gigantesco" en las finanzas.
"Si todos mis socios se pusieran al día, yo saco el club adelante mañana", aseguró.
Pero no es solo Izurieta quien está preocupado por el futuro del club. El fin de semana 9 exalcaldes de Santiago enviaron una carta a El Mercurio manifestando su inquietud. Y haciendo un llamado al mundo empresarial.
Entre los firmantes se encuentran figuras como María Eugenia Oyarzún, Patricio Guzmán, Carlos Bombal, Máximo Honorato, Jaime Ravinet, Joaquín Lavín, Felipe Alessandri, Raúl Alcarno y Pablo Zalaquett.
"Si todos mis socios se pusieran al día, yo saco el club adelante mañana".
Ricardo Izurieta
"Sabemos que la actual administración de este histórico club realiza ingentes esfuerzos para superar este difícil trance, y para ello se ha propuesto ingeniosamente implementar nuevos modelos de negocio en su gestión", señalaron.
Asimismo, sostuvieron: "Nos atrevemos a formular un llamado a los hombres de negocio de este país y, a las personas de buena voluntad, a que se sumen generosamente a la tarea de salvar esta insigne y renovada institución y su valioso patrimonio de 18.000 m² en pleno centro de la capital (acogiéndose incluso a la Ley de Donaciones Culturales), y es por ello que instamos a que este histórico edificio se sume al gran giro que ilumina la tan ansiada recuperación de un Santiago deteriorado y decadente, tarea en la que se encuentra empeñado tesoneramente el actual alcalde".
Las opiniones de los exalcaldes
Emol contactó a algunos de los exalcaldes de Santiago para contar con su opinión en torno a cómo se podría salvar el Club de la Unión.
El ex jefe comunal Jaime Ravinet señaló que "el ideal de mantener ese edificio es que haya más vocación de socios que puedan poner cuotas y apoyo de manera que ese club siga funcionando".
En esa línea, sostuvo que "lo que hay que hacer es una campaña para buscar más socios y sugerir el aporte extraordinario de una cuota extraordinaria que pueda compensar cuotas futuras con lo cual le pueda dar viabilidad al dicho club".
Carlos Bombal apuntó en una línea similar. "Un esfuerzo colectivo importante de los socios sería muy valioso, porque hay muchos socios que si se pusieran al día en sus cuotas, probablemente con eso se responde el problema".
"Nos atrevemos a formular un llamado a los hombres de negocio de este país y, a las personas de buena voluntad, a que se sumen generosamente a la tarea de salvar esta insigne y renovada institución y su valioso patrimonio".
Exalcaldes de Santiago
"Y eso -indicó- bajo la condición, ciertamente, como está la actual administración planteándolo, o al menos reposándolo, de darle un uso diferente que permita su financiamiento, que permita una gestión moderna, donde pueda combinarse la función propia específica del club con una apertura de la comunidad".
"Apelo a la creatividad de empresarios, apelo a la creatividad de gente de talento, apelo a la creatividad de las asociaciones de arquitectos, colegios de arquitectos, universidades, que puedan concursar a buscar un destino para este edificio que tenga un valor que la ciudad pueda recuperar", indicó también.
Por su parte, el exalcalde Pablo Zalaquett dijo que -de estar a cargo- recorrería cada una de las grandes empresas de Santiago y abriría el club, por ejemplo, para los eventos.
"Para poder mantenerlo me iría mucho más que por personas, me iría por las instituciones, señaló.