Cifras de SERCOTEC indican que, en Chile, cerca del 40% de las pequeñas y medianas empresas no logra superar los tres años de existencia. Y si bien muchas de ellas logran aumentar sus ventas, no siempre ese crecimiento va de la mano de utilidades reales para sus dueños.
En ese sentido, el gran desafío de las Pymes en el país no es solo crecer, sino hacerlo de forma rentable y sostenible en el tiempo para mantener una operación constante a lo largo de los años.
Mariano Berazaluce, cofundador de Balio Partners, explica que uno de los errores más comunes entre los emprendedores es enfocarse solamente en aumentar las ventas, sin contar con una estructura sólida que permita que ese crecimiento se refleje en la calidad de vida del empresario.
De ahí que el experto detalla cinco áreas críticas que pueden marcar la diferencia entre una Pyme exitosa y una que se estanca o derechamente desaparece.
1.- Ausencia de visión integrada entre lo personal y empresarial
Muchos emprendedores cometen el error de separar completamente su proyecto empresarial de sus objetivos personales, dejando como resultado un negocio que consume todo su tiempo y energía.
El punto de partida debe ser una visión clara de cómo se quiere vivir en el mediano plazo: cuántas horas dedicar al negocio, qué nivel de ingresos personales se desea, y cuánto involucramiento operativo se está dispuesto a mantener.
2. Falta de sistematización en marketing y ventas, además de no tener un sistema comercial definido
Otro problema común es tener procesos comerciales que solo funcionan gracias al esfuerzo personal del fundador o de un par de vendedores clave. En estos casos, si alguno se ausenta, las ventas se desploman.
Lo ideal es contar con un sistema comercial bien definido, con procesos y herramientas que permitan mantener el flujo de ventas incluso cuando el equipo cambia o el dueño no está involucrado directamente.
3. Información financiera inadecuada para tomar decisiones
Tener la contabilidad al día no es suficiente. Muchas decisiones críticas requieren datos específicos y actualizados, como la rentabilidad por producto, proyecciones de flujo de caja o indicadores que alerten a tiempo sobre posibles crisis.
Contar con esta información permite no solo anticiparse a los problemas, sino también tomar decisiones estratégicas con mayor seguridad.
4. Operaciones que no pueden escalar sin el dueño
Cuando todas las decisiones pasan por el dueño, el negocio se convierte en una extensión de su jornada laboral, más que en una empresa escalable. Este modelo agota al emprendedor y limita el crecimiento.
La clave está en diseñar procesos operativos que puedan funcionar sin supervisión constante. Un negocio sano debería poder operar sin la presencia del fundador, al menos por algunos días, sin comprometer su desempeño.
5. Equipos mal estructurados y poco autónomos
No basta con contratar personas talentosas. Es fundamental que cada miembro del equipo esté en el rol correcto, aprovechando sus fortalezas y aportando valor real.
Errores comunes incluyen ascender a buenos vendedores a cargos de gestión para los que no están preparados, o ubicar a colaboradores valiosos en posiciones poco estratégicas. La estructura organizacional debe pensarse en función de las capacidades del equipo y del perfil del propio emprendedor.