Mientras en el Congreso avanza el proyecto de ley que busca elevar el sueldo mínimo a $529.000, con efecto retroactivo desde mayo y un nuevo incremento en enero de 2026 hasta $539.000, las empresas chilenas ya comenzaron a ajustar sus operaciones. Un estudio realizado por Defontana -empresa de software de gestión empresarial-, indagó en la forma en que las organizaciones están enfrentando este nuevo escenario.
La encuesta, que consideró a 325 líderes empresariales de distintos sectores, reveló que el impacto del aumento ha sido diverso, pero mayoritariamente absorbido de forma moderada. Un 49% reportó un “incremento moderado” en sus costos, un 16% experimentó un “incremento significativo” y solo un 4% reconoció una “reducción”. Las industrias más afectadas por el alza fueron manufactura, comercio y servicios.
Macarena Molina, product manager de Talento y Cultura en Defontana, dice que “resulta interesante observar cómo las empresas chilenas han logrado adaptarse al reajuste del salario mínimo. Si bien al principio existía una fuerte incertidumbre respecto a cómo las pequeñas empresas enfrentarían este desafío, los datos muestran que, en su mayoría, han logrado absorber el impacto de manera razonable”.
Además, un 34% de las empresas declaró estar “totalmente preparada” para el reajuste, mientras que un 29% se sentía “medianamente preparada”. En la vereda opuesta, un 4% indicó estar “nada preparada”, siendo el sector manufacturero el más afectado en esta categoría.
Estrategias para enfrentar el aumento
Uno de los aspectos más relevantes del estudio fue el análisis de las acciones tomadas por las organizaciones para contrarrestar el efecto del alza salarial. “Optimizar procesos” lideró con un 50% de las respuestas, muy por encima de alternativas más drásticas como la “reducción de personal” (21%) o la “tercerización de servicios” (12%). Un 27% afirmó que no ha tomado ninguna medida al respecto.
“Que las empresas opten por mejorar sus procesos en vez de tomar decisiones drásticas, como reducir personal, es una señal positiva; una muestra de madurez organizacional”.
Macarena Molina, product manager de Talento y Cultura en Defontana
El apoyo estatal también fue evaluado, según el informe, el 49% de las empresas aseguró no haber recibido ningún tipo de subsidio, y otro 26% consideró insuficientes las ayudas anunciadas. Esto da cuenta de la percepción de que gran parte del ajuste ha recaído en la capacidad interna de las organizaciones para adaptarse sin mayores apoyos externos.
Por otro lado, la tecnología aparece como una de las principales aliadas para enfrentar este escenario. Un 58% de las empresas ya utiliza software de gestión de remuneraciones, y un 61% considera necesario contar con esta herramienta. Además, un 44% valoró positivamente los sistemas que permiten simular escenarios frente a cambios legales, como el reajuste del salario mínimo.
“La tecnología es una gran aliada para que las empresas puedan adaptarse a cambios como el reajuste del sueldo mínimo sin comprometer el empleo. Ese sigue siendo uno de los principales desafíos. Usar la tecnología no solo para ser más eficientes, sino también para proteger a sus equipos”.
Macarena Molina, product manager de Talento y Cultura en Defontana
Pymes: Las más expuestas ante la presión salarial
Expertos coinciden en que el impacto del reajuste no es homogéneo. Guillermo Riquelme, académico de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chile, explicó que “el aumento del salario mínimo pone en riesgo al segmento de la micro y pequeña empresa, que actualmente representa el 95,1% del total de las empresas registradas en Chile”.
Según indicó, estas empresas son intensivas en trabajo y poco uso de tecnología, por lo que su estructura de costos es mucho más vulnerable.
Riquelme también advirtió que, aunque la tecnología permite automatizar y mejorar la productividad. Agregó que “la mala noticia es que actualmente alrededor del 17% de los ocupados en Chile realizan trabajos elementales no calificados, y si se suman los trabajadores de servicios y comercio, ese porcentaje sube al 38%. Con este escenario, se proyecta para la siguiente década un alto nivel de desempleo e informalidad laboral”.
Luis Esteban Bonzi, gerente de Hunting & Talent Management en BDO Chile -firma de auditoría y consultoría-, comparte el diagnóstico. “En sectores intensivos en mano de obra, como manufactura, comercio minorista y servicios generales, el aumento en los costos laborales puede presionar fuertemente los márgenes. El verdadero riesgo radica menos en el reajuste en sí y más en la falta de planificación o flexibilidad para absorberlo”, señaló.
Para Bonzi, el uso de tecnología no solo mitiga los efectos económicos inmediatos, sino que “contribuye a la sostenibilidad del negocio al mejorar la productividad y competitividad en el mediano plazo. La tecnología no es un lujo, sino una condición habilitante para enfrentar entornos laborales más exigentes”.
Prepararse hoy para resistir mañana
Desde la mirada del emprendimiento, Blanca Vives, CEO de Potencia Empresas -organización de gestión financiera y tributaria para pymes-, advirtió que “sin apoyo estatal, algunas pymes podrían enfrentar problemas de liquidez o cierre”. Aun así, recalcó que la clave está en planificar, insistió en que “como emprendedor, es fundamental proyectar escenarios. Creo que la clave está en planificar hoy para no ahogarse mañana con nuevos costos laborales”.
Vives también identificó un reto estructural, dice que “el mayor reto no es solo comprar tecnología, sino aprender a usarla bien y convertirla en una aliada para cuidar la caja y el equipo”.
“La tecnología es una gran aliada para que las empresas puedan adaptarse a cambios como el reajuste del sueldo mínimo sin comprometer el empleo. Si bien muchas ya han incorporado herramientas de gestión de remuneraciones, todavía hay empresas que deben avanzar en su digitalización. Ese sigue siendo uno de los principales desafíos: usar la tecnología no solo para ser más eficientes, sino también para proteger a sus equipos”, señala Molina.