En 2019, Mapfre Seguros sorprendió al poner a jóvenes profesionales a formar a sus altos directivos en temas digitales, liderazgo inclusivo y cultura organizacional. Lo que parecía una apuesta arriesgada pronto mostró sus frutos; hubo mayor colaboración, apertura y conexión generacional. Así funciona el reverse mentoring (o mentoría inversa), una práctica que propone renovar la cultura laboral desde adentro, comentan desde la consultora de Desarrollo Organizacional de BDO Chile.
La mentoría inversa es una estrategia a nivel cultural donde se invierten los roles tradicionales. El mentor no es el profesional experimentado, sino un colaborador joven, muchas veces de menor rango jerárquico. Según explica Carla Espinoza, consultora de Desarrollo Organizacional de BDO Chile, esta dinámica “permite a los líderes actualizar su mirada, entender cómo piensan las nuevas generaciones y mejorar la conexión con sus equipos”.
La propuesta, que nació en los años 90 de la mano de Jack Welch en General Electric, tomó más fuerza con los cambios tecnológicos y culturales de la última década. “Los jóvenes tienen mayor familiaridad con herramientas digitales y nuevas formas de trabajo. Pueden aportar mucho a la eficiencia y al liderazgo de las personas con más experiencia”, afirma Francisco González, gerente general de Vertical Hunter -empresa de soluciones para recursos humanos-.
Según un informe de Harvard Business Review, las compañías que aplican programas de reverse mentoring bien estructurados reportan mejoras en innovación, retención de talento joven y clima laboral. En América Latina, empresas multinacionales con presencia en Chile, Brasil, México y Colombia ya han iniciado programas formales con resultados positivos, aseguran los expertos.
¿Qué aprenden los líderes cuando escuchan a los jóvenes?
“Los jóvenes aportan una mirada fresca sobre sostenibilidad, diversidad, redes sociales, formas de trabajo más horizontales. Pero también desafían con preguntas que muchas veces los líderes no se han planteado”, señala Agustina Bellido, líder de carrera en Mercer Chile -empresa de gestión de talento humano-.
Francisco González añade que estas conversaciones generan alineación y entendimiento entre generaciones. “Los jóvenes pueden expresar lo que esperan de sus jefaturas, cómo quieren relacionarse, qué los motiva. Y los líderes, a su vez, tienen la oportunidad de adaptarse para construir ambientes laborales más efectivos”, dice el vocero de Vertical Hunter.
Más allá del conocimiento técnico, lo que se genera es una relación de aprendizaje bidireccional. Espinoza insiste en que “el talento joven valida su rol en la transformación de la empresa, y los líderes desarrollan una mayor capacidad de escucha, apertura al cambio y conexión con los equipos”.
Paso a paso para implementar un programa de reverse mentoring
Aunque suena innovador, el reverse mentoring no puede improvisarse, aplicarlo requiere planificación, selección cuidadosa de perfiles y un acompañamiento constante. Por ello, los expertos sugieren las siguientes prácticas:
Selección cuidadosa de mentores jóvenes: No basta con que tengan conocimientos actualizados. “Deben tener habilidades de comunicación, empatía y la capacidad de generar confianza con alguien que tiene más poder en la organización”, dice Espinoza.
Capacitación estructurada: González recomienda “entregar herramientas para abordar los temas, dar feedback y establecer planes de trabajo claros para cada sesión”.
Cruce entre áreas: Bellido sugiere elegir mentores y mentoreados de distintas unidades. “Por ejemplo, alguien de finanzas con alguien de producción. Así se genera un aprendizaje más transversal”.
Tiempo y compromiso: “El principal obstáculo es la disponibilidad. Muchas empresas no logran sostener estos programas porque no los planifican bien ni les dan seguimiento”, advierte Bellido.
Preparación emocional: Para que haya un vínculo genuino, es fundamental que tanto jóvenes como líderes comprendan el valor del intercambio y estén abiertos a aprender desde la diferencia.
¿Una moda pasajera o una nueva forma de liderar?
Pese a sus ventajas, la implementación del reverse mentoring no está exenta de desafíos. Uno de los principales es la resistencia de los ejecutivos con más experiencia a ser guiados por profesionales jóvenes. “Cuesta aceptar que alguien con menos trayectoria te dé feedback. A veces los propios jóvenes no saben si tienen ‘permiso’ para hablar con franqueza”, advierte Espinoza.
Y a nivel organizacional, el impacto puede ser profundo, dado que facilita ambientes más diversos, culturas internas más colaborativas, liderazgo más empático y una mejor comprensión de los valores que mueven a las nuevas generaciones. “Se trata de construir puentes entre personas que, a pesar de las diferencias, pueden aprender mucho unas de otras”, dijo la experta.
“El reverse mentoring puede ser la puerta de entrada a un liderazgo más inclusivo, moderno y conectado con las nuevas realidades del trabajo”, señala González. En tanto, sus beneficios superan ampliamente las dificultades. Para las generaciones senior, es una oportunidad para actualizarse, mejorar la escucha activa y conectar mejor con sus equipos. Para los jóvenes, es una validación profesional temprana y un rol activo en la transformación de las organizaciones, concluyó.