MetroPago -el medio de pago de Metro que contará con una tarjeta de débito- enfrenta una serie de críticas desde la industria. Hace unas semanas la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) la autorizó a operar. Pero aún está pendiente lo que diga el Tribunal de la Libre Competencia (TDLC).
Es que fue la misma empresa la que acudió a dicha instancia en febrero. Y es precisamente en torno a ejes de competencia que han surgido las críticas. Aunque también hay quienes ven como positiva la iniciativa.
Las principales críticas
La Fiscalía Nacional Económica (FNE) ha sido una de las principales voces críticas del modelo MetroPago presentado ante el TDLC.
La entidad advirtió que la exigencia de reciprocidad -es decir, que quienes deseen acceder a la red de carga de MetroPago también deban tener una infraestructura propia equivalente- podría convertirse en una barrera estructural que "torna inviable o excesivamente oneroso el acceso al servicio" para muchos emisores no bancarios.
Se apunta -en esa línea- a que la reciprocidad podría operar como una negativa de acceso a un insumo esencial (la red física de Metro), lo cual es contrario a las normas de libre competencia.
En otras palabras, las críticas apuntan a que Metro va a usar su propia red -financiada con recursos públicos- para vender su tarjeta MetroPago. Aquello le bajaría los costos y le ofrecería una ventaja clara sobre los competidores.
Pero no solo fue la FNE la que emitió cuestionamientos. Mastercard indicó al TDLC que "mientras MetroPago se podrá beneficiar sin limitaciones de la amplia Red de Carga de su matriz para la recaudación de dinero y carga de fondos en Tarjetas de Prepago de su propia emisión, la propuesta, en la práctica, priva al resto de los participantes del mercado de esa posibilidad, consolidando de ese modo una ventaja competitiva significativa a favor de MetroPago, como emisor, que ningún otro actor será capaz de replicar".
Por su parte, Copec aseguró que "MetroPago cuenta con acceso privilegiado a una infraestructura financiada con recursos fiscales, que no puede ser replicada por otros".
"Creemos que MetroPago plantea una ventaja estructuralmente injusta para el resto del mercado. Su propuesta, en la práctica, hace que nadie más se pueda conectar a la red de carga y recaudación de Metro de Santiago, la cual fue construída con recursos públicos para un propósito distinto al que MetroPago pretende asignar ahora", dicen en tanto desde Mercado Pago.
También hubo críticas desde American Express, Tenpo y Caja Los Héroes.
La opinión de académicos
No todos concuerdan con las críticas que se han lanzado contra MetroPago. Gonzalo Escobar, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Unab dice que no cree que "exista una ventaja para el Metro por la red de estaciones. Lo que hay que tener claro es que es un actor más que va a emitir una tarjeta de prepago, tal como es Tenpo, Mach (...) tarjetas de fácil acceso para las personas".
Francisco Labarca, docente de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del Desarrollo, por su parte, indica que "no es una ventaja injusta, porque los potenciales usuarios tienen la opción de elegir entre múltiples operadores financieros".
"En ese entendido lo que hace Metro no es distinto a lo que hacen los retailers que tienen tiendas de supermercados, venta al por menor, etc", agregó.
En tanto, Nicolás Riquelme, académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, sostiene que "la competencia en el mercado de pagos se podría ver afectada ya que es esperable que mucha gente que utiliza Metro utilice la tarjeta de Metro Pago para sus pagos y no otra tarjeta por conveniencia. Tal vez avanzar en que otras tarjetas de débitos puedan ser utilizadas directamente para pagar el pasaje en el metro parece ser una medida adecuada".
Caber destacar que aún faltan pasos para que la tarjeta pueda ser adquirida. Falta iniciar una prueba dentro de Metro, donde se entrega la tarjeta a cerca de 1.000 trabajadores para testear su funcionamiento en la red, recarga y uso tanto en transporte como en comercio.
Después del piloto interno vendrá la marcha blanca para usuarios reales.
Experiencias internacionales
Andrés Caro, Director BDO Digital -firma que se dedica a ayudar a las empresas con su transformación digital- señala que "es comprensible que surjan cuestionamientos desde la industria, especialmente cuando un actor accede a puntos de contacto masivos como los que ofrece el Metro. Sin embargo, si se gestiona con transparencia y reglas claras, puede ser una oportunidad para avanzar hacia un modelo más inclusivo e interoperable. El foco debe estar en asegurar que el uso de esa infraestructura responda al interés público y no distorsione la competencia".
Añade, en esa línea, que "este debate no es exclusivo de Chile. En Reino Unido, por ejemplo, la Transport for London (TfL) habilitó el pago con tarjetas sin contacto en buses y metro, lo que impulsó la digitalización de pagos pero también obligó a revisar la equidad de acceso entre emisores".
"En India -dice asimismo- la red ferroviaria implementó su propio sistema de pago digital, lo que generó tensiones con las fintech locales hasta que se garantizó interoperabilidad con la plataforma nacional UPI. Incluso en Brasil, algunas ciudades evaluaron integrar servicios financieros en sistemas de transporte público, lo que también despertó inquietudes similares respecto al uso de recursos públicos para ventajas competitivas"
La defensa de MetroPago
MetroPago se defendió de las críticas, arguyendo que ha cumplido con la legalidad y que "la consulta al TDLC no condiciona ni interfiere de ningún modo la autorización operativa ya otorgada por la CMF", según consignó La Tercera.
"Fijar condiciones generales para un servicio complementario que se relaciona al uso de boleterías de Metro por parte de otros emisores distintos a Metropago, bajo reglas claras y no discriminatorias que fomenten la libre competencia, tal como la ley lo exige", indicó asimismo.