Una historia llena de hitos llega a su fin: la de Algramo. La Startup chilena cierra luego de casi 15 años, tal como lo comunicó ayer, a través de LinkedIn, su propio fundador, José Manuel Moller.
"Llegó el momento de cerrar la operación de Algramo, una empresa que para muchos demostró que otra forma de consumir es posible", escribió.
"Desde el inicio, Algramo fue diseñado para avanzar con la ambición que el mundo ambientalmente necesitaba, pero la guerra en Ucrania frenó el impulso ambiental, y el año pasado grandes socios como Unilever, Walmart y Coca-Cola lamentablemente eliminaron sus metas de reutilización para enfocarse solo en reciclar", indicó asimismo.
La decisión sorprendió. Es que apenas hace poco más de año el mismo Moller recibió un reconocimiento de Naciones Unidas por su trabajo con Algramo: el Campeones de la Tierra de 2023, el galardón ambiental más importante de la ONU.
"Estos casi 14 años en el mundo de la economía circular han sido un viaje lleno de lecciones a partir de duros fracasos, disruptivos pilotos y de soluciones realmente escalables que marcarán la diferencia, todos ellos enfocados en combatir la crisis ambiental", dijo en esa ocasión.
¿Cuál es la historia de Algramo? ¿Con qué objetivo nació esta startup que fue considerada "revolucionaria" durante muchos años?
La historia de Algramo
En 2012 José Manuel Moller identificó lo que llamó el "impuesto a la pobreza": personas de bajos ingresos pagando más por formatos pequeños de productos. Nació así Algramo, un modelo de venta a granel con dispensadores y envases retornables en almacenes de barrio.
Su primer modelo operativo fue una distribuidora para pequeños almacenes, vendiendo legumbres, detergente, azúcar, etc., a granel con envases retornables resistentes y chips inteligentes.
En 2019, Algramo creó una segunda vertiente enfocada en paquetes inteligentes (smart packaging) y dispensadores para grandes marcas como Unilever, inicialmente en Chile y luego en Reino Unido con Lidl en Birmingham.
Y el atractivo del negocio se comenzó a ver reflejado en las cifras. En julio de 2021, cerraron una ronda de inversión de US$8,5 millones liderada por Dalus Capital, con participación de Angel Ventures, FEMSA Ventures, Closed Loop Partners, entre otros.
Y en 2022, la empresa registró ventas de hasta US$8 millones, con equilibrio financiero y buena generación de caja.
Es mismo año se reportó que la firma había evitado la generación de cerca de 12.000 envases plásticos solo con su modelo retail en Chile y Reino Unido.
A mediados de 2023, decidieron restructurar: redujeron equipo, salieron de la operación en Reino Unido y reorientaron hacia el segmento de bebibles (re-fill universitario y corporativo) en Chile.
En esa misma fecha, separaron la operación original (almaceneros) renombrándola como Bringo, mientras que el negocio de packaging inteligente quedó bajo el nombre Algramo, con Moller como vínculo común.
Desde entonces costó salir adelante. A la guerra de Ucrania contra Rusia, se sumó el anti "wokismo" de Donald Trump -según reportó el Diario Financiero-, lo que dejó en pausa los planes de sustentabilidad de las empresas.
La situación en los últimos meses fue extremadamente difícil. El mismo Moller contó al medio citado que desde diciembre tenían solo de cliente a Nescafé, "pero lo cerramos también porque no había cómo sostener ese negocio".
Moller señaló también que la empresa no tenía mucho endeudamiento, pero carecía de flujo operativo adecuado.