El caso del emprendimiento "Los Tatas del Pan" en Vitacura, que tuvo que cerrar debido a una "pesadilla de permisos", volvió a poner en el foco de los cuestionamientos la burocracia municipal que las entidades edilicias solicitan para abrir negocios.
Después de muchos esfuerzos la Pyme -impulsada por cuatro adultos mayores- no pudo obtener su patente definitiva, por no contar, por ejemplo, con un certificado de mitigación vial por solo dos estacionamientos existentes hace 30 años y un plano de elevación sur (el inmueble no tenía fachada en esa cara), entre otros.
La alcaldesa Camila Merino reconoció la problemática de la burocracia pero defendió que la actuación municipal fue técnica y ajustada a normativa.
A "Los Tatas del Pan" se suma un caso en Las Condes que cobró notoriedad hace algunas semanas: el del Ambrosia Bistro, que tuvo que esperar ocho meses la patente de acolcoholes para su local en el Mercado Urbano Tobalaba (MUT).
Es que los emprendimientos se ven obligados a enfrentarse a un verdadero "laberinto" burocrático en ocasiones, que incluyen exigencias "altamente técnicas" y que pueden derivar en gastos considerables.
La barreras
Sebastián Benedetti Cid, socio de CBC Abogados, explica que todo comienza con la constitución de la sociedad, la obtención del RUT y el inicio de actividades ante el Servicio de Impuestos Internos (SII), que en los últimos años ha endurecido sus criterios para evitar empresas de "papel", asociadas con ilícitos.
"Luego se debe tramitar la patente comercial ante la municipalidad, lo que exige que el inmueble cumpla con normas urbanísticas y, según el rubro, con requisitos sanitarios . Estas exigencias suelen ser altamente técnicas, y obligan a contar con la intervención de profesionales como arquitectos, abogados e ingenieros", detalla.
"Para facilitar el proceso, existe la patente provisoria, que permite operar hasta por dos años, prorrogable por un año más, en tanto se gestionan los requisitos. También está la figura de la microempresa familiar, que flexibiliza ciertas exigencias urbanísticas en el caso de emprendimientos domiciliarios", indica asimismo.
El académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Unab, Gonzalo Escobar, recalca que en caso de querer hacer ampliaciones hay que pedir autorización a la Dirección de Obras Municipales (DOM) y que para ello hay plazos establecidos, "que pueden partir de los 60 días para presentar la documentación.
También, señala, influye el plano regulador de la comuna. Explica que hay sectores en los que ciertas actividades comerciales implican uso o tener desechos orgánicos grandes, como una clínica. "En estas situaciones, los residuos orgánicos tienen que ser retirados por un servicio especializado. Por lo tanto, no toda la comuna está habilitada para ese tipo de actividades", asegura.
Juan Pablo Swett, presidente de la Multigremial de emprendedores y quien ha denunciado lo que ocurrió con "Los Tatas del pan" recalca que "para obtener una patente comercial, una pyme debe tramitar una larga lista de permisos municipales, que incluyen la Recepción Final de obras, informes de impacto vial, certificados sanitarios, resolución de calificación industrial, permisos de obras menores, y en muchos casos, hasta un plano visado por la DOM".
"Cada uno de estos trámites es exigido de manera distinta según el municipio, lo que genera arbitrariedad, incerteza y muchas veces, abusos de criterio", asegura.
El impacto económico y de tiempo
Swett asevera que en un promedio una pyme puede gastar más de 12 meses solo en obtener todos los permisos para iniciar su actividad y que particularmente en el caso del emprendimiento en Vitacura "se gastaron más de $15 millones en gestiones, planos, asesores y pagos municipales, sin lograr siquiera la patente definitiva tras cuatro años".
Patricio Órdenes, académico de Faro UDD, por su parte, revela que "de acuerdo al Índice de Burocracia elaborado por Atlas Network, se ha estimado que una pequeña empresa en Chile gasta un promedio de 470 horas al año solo en trámites burocráticos para poder operar, superando el tiempo que se dedica en Uruguay (460 horas), Ecuador (395), Costa Rica (297) o Brasil (180)".
"De acuerdo al Índice de Burocracia elaborado por Atlas Network, se ha estimado que una pequeña empresa en Chile gasta un promedio de 470 horas al año solo en trámites burocráticos para poder operar, superando el tiempo que se dedica en Uruguay (460 horas), Ecuador (395), Costa Rica (297) o Brasil (180)"
Patricio Órdenes, académico Faro UDD
"Todo lo anterior implica una pérdida de productividad enorme para la economía chilena, puesto que con un sistema de permisos más eficiente dicho tiempo se traduciría en una mayor producción", indica.
Benedetti, por su parte, dice que "a las exigencias propias de la patente comercial -como la adecuación del local, los permisos sanitarios o el cumplimiento de la normativa urbanística- se suman los costos derivados de asesorías técnicas, planos, informes y otros trámites que suelen requerir apoyo profesional".
"Muchas pymes enfrentan barreras difíciles de sortear, en un sistema que -aunque ha intentado flexibilizarse- sigue siendo poco accesible para emprendedores sin capital ni redes técnicas", destaca también.
"El costo y tiempo depende de si el local está diseñado y construido de a acuerdo a la norma. En esos casos el plazo de aprobación es de 4 meses para la parte física y algo similar para la patente comercial, con todas la autorizaciones sanitarias requeridas", comenta, por su parte, Pilar Giménez, directora de la Centro de Estudios Territoriales de la Universidadde los Andes.