La delincuencia se ha convertido en una de las principales preocupaciones para el comercio formal en Chile, y los supermercados está lejos de quedar al margen.
Desde robos violentos hasta pérdidas millonarias por carros sustraídos y la proliferación del comercio ilegal fuera de sus puertas, el sector enfrenta un escenario cada vez más complejo que impacta a clientes, trabajadores y a la competitividad del negocio formal.
Para la industria, este es un desafío de seguridad pública. El consenso entre los gremios es que el combate a la delincuencia en torno a los supermercados no depende solo de las medidas privadas.
"Esto obliga a buscar medidas de control, pero también refleja la falta de persecución y sanciones efectivas contra quienes cometen estos ilícitos", subrayó a Emol,
María Teresa Vial, presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), gremio que tiene como socios a las principales cadenas de supermercados del país.
En la misma línea, desde la Cámara Nacional de Comercio (CNC) sostienen que se trata de un fenómeno que requiere coordinación multisectorial. Remarcan que aunque las cadenas han tomado resguardos, la solución definitiva exige mayor acción de las autoridades para que la delincuencia no siga poniendo en jaque al comercio formal.
Preocupación creciente en el sector
Vial, presidenta CCS y del Consejo de Supermercados de la entidad —que agrupa a Walmart, Cencosud, SMU y Falabella— advirtió que la delincuencia está golpeando con fuerza al rubro.
"Los supermercados, al igual que otros sectores del comercio, están enfrentando la delincuencia con creciente preocupación, ya que los delitos han aumentado tanto en frecuencia como en sus niveles de violencia. Si bien existe un trabajo importante en medidas de seguridad que tiene como resultados espacios más seguros, lo que sucede en el espacio público impacta y perjudica a nuestro sector a pesar de los esfuerzos constantes y crecientes por resguardar la seguridad dentro de los recintos", señaló a Emol.
Y añadió que "por esto, estamos trabajando en colaboración con la subsecretaría de Prevención del Delito para lograr enfrentar la delincuencia con mayor coordinación", y subrayó que "la seguridad debe ser tratada como prioridad nacional, no solo para proteger a las empresas, sino principalmente a los trabajadores y consumidores".
El diagnóstico de la CCS coincide con los datos recopilados por la CNC.
Sergio Morales, coordinador del Observatorio del Comercio Ilícito y Seguridad de la entidad, señaló a Emol que "la inseguridad es un problema transversal que golpea a todo el comercio formal. Nuestra última encuesta de victimización reveló que el 61,5% del comercio ha sido afectado, concentrándose en las regiones de Valparaíso, Antofagasta y Metropolitana".
En el caso de los supermercados, la situación es aún más crítica. "Esta cifra asciende a un preocupante 82,6%, siendo los delitos más comunes el hurto y los daños materiales", detalló Morales.
"Abordazos": la nueva amenaza
Uno de los fenómenos que más inquieta al sector son los llamados abordazos: grupos que sustraen carros llenos de mercadería, ya sea interceptando a clientes en estacionamientos o mediante fugas coordinadas dentro de los locales.
Para Vial, "este tipo de delito ha ido creciendo, y nos preocupa especialmente porque se produce en espacios abiertos, afectando directamente la tranquilidad de los clientes".
Y añadió que "para los supermercados, implica reforzar sistemas de seguridad en estacionamientos y accesos, pero se requiere también mayor presencia policial y persecución penal efectiva, ya que se trata de bandas organizadas".
En la misma línea, Morales reforzó que "hoy enfrentamos fenómenos como los abordazos, que constituye una nueva modalidad que permite sustraer grandes cantidades de productos y ha obligado al sector a reforzar fuertemente la seguridad en guardias, infraestructura y tecnología".
El millonario robo de carros
Otro de los puntos críticos es el robo de carros de supermercado, cada uno valorizado en unos $95 mil. Vial lo calificó como "un problema más serio de lo que parece y que genera pérdidas millonarias anuales".
"Más allá del costo económico, muchas veces los carros son usados para transporte de mercadería robada o terminan en el comercio informal", remarcó.
Según la CNC, el fenómeno alcanza cifras preocupantes. "A nivel nacional, el robo de carros de supermercado ha alcanzado cifras alarmantes: más de 7.500 unidades al mes, equivalentes a un costo superior a $540 millones", sostuvo Morales.
Y agregó que este ilícito "implica mayores gastos en seguridad, desgaste en la recuperación de carros y un deterioro en la experiencia de compra de los clientes. Además, muchos de estos carros terminan siendo utilizados por el comercio ambulante ilegal".
Los supermercado de regiones también sufren por los robos de carros. Héctor Canales, presidente de la Asociación de Supermercados, que agrupa a 70 locales de 10 cadenas regionales, sostuvo que es "es una tendencia que no ha disminuido y en general hemos estado generando mayor control con los guardias. Incluso se envía a personal para que acompañe al cliente, cosa de traer de vuelta el carro".
"Sin duda es un tema, por la gran cantidad de merma de carros que sufrimos y todas las medidas que hemos tomado significan costos extra, sin considerar las molestias de los clientes por los resguardos", añadió.
Comercio ambulante en las afueras
Un tercer foco de preocupación es el comercio ilegal instalado en las inmediaciones de los supermercados.
Según Vial, "parte del comercio ilícito en los alrededores de los supermercados y de muchos otros comercios es una de las expresiones más visibles de la delincuencia. No solo significa competencia desleal para el comercio formal, sino que además es una puerta de entrada para la venta de productos robados o falsificados, con organizaciones delictuales en toda la cadena de aprovisionamiento".
Morales, de la CNC, complementó que "según la misma encuesta de victimización, un 39,2% de los locatarios declara tener comercio ambulante en las afueras de sus locales, lo que incrementa la inseguridad en los barrios, pone en riesgo a clientes y trabajadores y finalmente, golpea las ventas de los negocios formales".
En regiones, Canales advirtió que "la venta ilegal ha ido en aumento (...), es un problema país, especialmente para los comerciantes establecidos".