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De la idea a la acción: Cómo convertir un proyecto en una pyme real

Identificar un problema, evitar errores comunes y mantener la motivación son claves en el mundo emprendedor. Expertos entregan recomendaciones.

26 de Septiembre de 2025 | 16:31 | Patricio Gutiérrez
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Aunque emprender puede ser el sueño de muchos, no hay duda de que se trata de un desafío importante, más aún cuando esa idea inicial debe transformarse en un negocio concreto, con clientes, ingresos y un modelo sostenible en el tiempo.


Expertos señalan que muchas veces el error está en pensar que basta con una buena idea para asegurar el éxito. Sin embargo, en la práctica, las pymes enfrentan un camino marcado por validaciones constantes, ajustes de modelo y un aprendizaje continuo en gestión financiera, comercial y estratégica.

El proceso de convertir un concepto en un negocio implica entender a fondo las necesidades de los clientes, diseñar un modelo realista y estar preparado para enfrentar los cambios que impone el mercado. La formalización, aunque relevante, es solo un paso administrativo dentro de un proceso mucho más amplio.

El punto de partida


José Manuel Sánchez, cofundador de Políglota (plataforma de idiomas), comenta que lo esencial es que la idea nazca desde una necesidad real de las personas. “Lo primero es identificar un problema real de las personas y comprometerse en resolverlo de manera diferente y mejor que las alternativas existentes. Una idea se convierte en negocio cuando logra entregar valor tangible y sostenible”, sostiene.

Jaime Sepúlveda, CEO y fundador de Skualo (firma de gestión de empresas) enfatiza que el verdadero comienzo está en la claridad estratégica. “El punto de partida no es el trámite legal, es la claridad estratégica. Una pyme nace cuando el emprendedor logra definir con precisión el problema que va a resolver y el segmento de clientes que está dispuesto a pagar por esa solución”, comenta.

A partir de ahí, agrega, “lo que sigue es estructurar un modelo financiero realista, con proyecciones de flujo de caja y escenarios de riesgo. En Chile, la formalización es rápida gracias a Empresa en un Día, pero ese es un paso administrativo; lo que convierte la idea en empresa es la disciplina de medir ingresos, costos y liquidez desde el primer día”.

Los errores más frecuentes al emprender


En el camino inicial, equivocarse es común, pero hay patrones que se repiten. Según Sánchez, uno de los principales problemas es pensar que la idea tendrá éxito inmediato. “En la práctica, todas las grandes empresas han tenido que cambiar su modelo de negocio para crecer. En Políglota, por ejemplo, la pandemia nos obligó a adaptarnos y fue un gran acierto. Los negocios cambian, los mercados y las personas evolucionan, y el secreto está en escuchar a los clientes y ajustar constantemente”, afirma.

Para Sepúlveda, el error más grave es romantizar el emprendimiento y confundir entusiasmo con gestión. “Muchos fundadores confunden entusiasmo con gestión y creen que basta con ‘tener una buena idea’. La evidencia muestra lo contrario: según la Radiografía del Emprendimiento UDD 2024, más del 40% de los fracasos tempranos se explican por una mala gestión financiera y de mercado”.

En ese sentido complementa que otro error común “es no profesionalizar los procesos desde el inicio: mezclar finanzas personales con las de la empresa o improvisar en ventas y marketing condena a la pyme antes de que logre consolidarse”.

Validar antes de invertir


Un aspecto clave para evitar riesgos innecesarios es la validación temprana de la idea. Para Sánchez, esto comienza incluso antes de enfocarse en la solución. “Es importante entender la necesidad: ver si ya está resuelta, cómo la gente lo maneja hoy y qué se podría mejorar. La mejor forma es conversar con usuarios, observarlos y aprender. Después, probar con pilotos pequeños para ver si realmente están dispuestos a pagar”, afirma.

Sepúlveda es aún más pragmático y declara que la validación no se mide en encuestas, “sino en ventas, aunque sean mínimas. Probar con un producto mínimo viable y exponerlo en canales digitales o marketplaces permite ver si existe demanda real. La disposición de pago es el indicador definitivo: si el mercado no paga, la idea no tiene potencial. Este enfoque pragmático evita invertir capital en un proyecto sin tracción y permite ajustar la propuesta con datos”.

Cómo mantener la motivación en los primeros meses


Finalmente, ambos expertos destacan la importancia de sostener la motivación en los momentos iniciales, cuando la incertidumbre es alta. Para Sánchez, la clave está en el propósito. “Recordar siempre tu ‘por qué’ detrás del emprendimiento. Si el problema que quieres resolver te apasiona, ese propósito se convierte en la energía que te sostiene en los momentos difíciles. El camino es duro, pero cuando la misión está clara, se vuelve mucho más fácil mantenerse enfocado”, enfatiza.

Sepúlveda complementa con un enfoque más práctico, pero igualmente ligado al propósito. “Los primeros meses son un periodo de desgaste: los ingresos son bajos, la incertidumbre alta y la carga personal muy fuerte. Para atravesar esa etapa, lo esencial es sostener un orden financiero estricto, definir metas de corto plazo y rodearse de una red de apoyo —mentores, gremios, pares— que funcione como contención y aprendizaje. Pero hay un elemento más profundo: el propósito. Cuando los números no acompañan, lo único que mantiene en pie al fundador es recordar por qué eligió emprender”, sentencia.