Han pasado seis años desde el estallido social, que en octubre de 2019 desató masivas manifestaciones a lo largo del país, que tuvieron como nota negra una inusitada violencia. Se destruyó mobiliario público y privado. Y en diversos sectores la recuperación ha sido lenta; o incluso inexistente.
En el comercio, los números son desalentadores. La Multigremial Nacional de Emprendedores calcula en más de 17 mil las pymes afectadas durante el estallido. Según sus antecedentes, "más del 40% de ellas cerraron definitivamente".
"Miles de locales fueron quemados o saqueados y nunca más pudieron volver a abrir. No hubo indemnización real ni reparación efectiva. Los emprendedores quedaron solos, cargando deudas y frustración", indicó la institución.
En relación a los costos, según catastros elaborados junto a cámaras de comercio y asociaciones regionales, el daño total al sector superó los US$1.800 millones, con más de 2.300 locales destruidos en todo Chile y al menos 600 solo en Santiago Centro.
Es por eso, quizás, que al caminar por algunos sectores de Santiago es posible divisar locales cerrados o esquinas cuya concurrencia comercial quedó solo en el recuerdo.
Las esquinas que no se han podido recuperar
GPS Property estudió lo que ha ocurrido con diversas esquinas en Santiago. Varias de ellas en las que había comercio, dicen "se mantienen cerradas" y se "transformaron en vacíos urbanos".
En zonas de alto flujo, como Alameda, San Diego o Santa Rosa, es clave incentivar la reconversión con usos mixtos: comercio en primer piso y vivienda o servicios sobre nivel de calle. Eso permite recuperar la actividad y mejorar la seguridad mediante presencia permanente de residentes", precisan.
"En otros puntos -detallan- donde el deterioro es mayor, se pueden impulsar proyectos de vivienda con integración social, como ocurre en Pedro Fontova con Vespucio, donde antiguos paños comerciales se están transformando en conjuntos habitacionales. Este tipo de iniciativas reactiva la inversión privada, mejora la plusvalía del entorno y devuelve vida al barrio".
Sergio Correa, gerente inmobiliario de Colliers, cuenta la experiencia que la firma en la que se desempeña ha tenido con este tipo de esquinas.
"El año pasado -narra- el área de terrenos de Colliers lideró el proceso de venta del terreno ubicado en la intersección de Pedro Fontova con Américo Vespucio, en la comuna de Conchalí, el cual fue siniestrado durante el estallido social. El inmueble, propiedad de Falabella, fue adquirido por Desarrollo País con destino al Ministerio de Vivienda y Urbanismo, con el objetivo de desarrollar un proyecto de Vivienda Social y usos mixtos que incluirá también comercio y servicios. La operación se cerró por un monto de US$13,8 millones".
En su mirada, el caso refleja una tendencia que se ha observado en distintas zonas del país. Con esto, se refiere a "instalaciones afectadas por hechos de violencia han sido reconvertidas para nuevos fines urbanos".
"En particular, este terreno, con excelente ubicación, gran conectividad y óptimas condiciones para el desarrollo habitacional, será transformado en un espacio que entregará soluciones de vivienda a numerosas familias, contribuyendo además a revitalizar el entorno urbano y fomentar la integración social".
Mira a continuación cómo cambiaron algunas de las esquinas comerciales detectadas por GPS; cómo estaban antes del estallido y cómo quedaron en los años posteriores.
Vicuña Mackenna con Rancagua
San Antonio con Alameda
Ramón Corvalán con Alameda
Pedro Fontova con Vespucio
Irene Morales con Alameda
Avenida Concha y Toro (Plaza Puente Alto)