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¿Cuándo “pegarse el salto” y crecer? Expertos definen el momento justo para las pymes

El crecimiento del equipo, el aumento de la facturación y mayores exigencias de los clientes marcan el momento en que un negocio pequeño debe dejar atrás la lógica informal y avanzar hacia una gestión más estructurada.

26 de Diciembre de 2025 | 15:59 | Patricio Gutiérrez
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El camino que va desde un negocio pequeño en etapa inicial hasta una pyme consolidada no solo implica un aumento en las ventas o en el número de clientes, sino que también un cambio en la forma de operar, liderar y tomar decisiones. Lo que en los primeros años se resuelve con intuición, velocidad y cercanía directa del fundador, con el tiempo comienza a exigir mayor estructura y planificación.

En este proceso, muchos emprendimientos enfrentan el desafío de crecer sin perder el control del negocio. La expansión acelerada, la incorporación de nuevos equipos y el aumento de las responsabilidades pueden generar modelos informales de trabajo, haciendo evidente la necesidad de profesionalizar la gestión y ordenar los procesos internos.

Si bien los expertos concuerdan en que no existe una fórmula única ni un momento exacto que marque el paso definitivo entre emprender y consolidarse como pyme, sí hay señales claras que indican cuándo una empresa ya no puede seguir funcionando con una lógica pequeña.

“No hay un momento exacto, pero sí una sensación muy clara de que algo cambia. Llega un punto en que improvisar deja de ser una ventaja y empieza a generar fricción. Te das cuenta de que las decisiones tienen más impacto, que los errores cuestan más y que el equipo necesita mayor claridad”, dice Lucas Waltemath, CEO de Datawalt (consultoría y servicios de TI).

En ese sentido añade que “ese quiebre ocurre cuando entiendes que para seguir creciendo no basta con la facturar y listo, se deben analizar los datos, ordenarlos, priorizar y pensar con una mirada de largo plazo”.

Vicente Cruz, CEO de Sheriff (plataforma de gestión de riesgo y fraude para personas y empresas en tiempo real), complementa que “no hay que diferenciar entre emprender y gestionar una empresa estructurada. En la práctica, emprender sigue siendo siempre un proceso independiente del tamaño de la empresa. Yo diría que el principal punto de inflexión es el equipo. Ya cuando pasas un nivel de facturación, se necesitan manos administrativas, y después de empezar a contratar más gente, necesitas recursos humanos”.

Las señales que indican que no se puede seguir operando como empresa pequeña


En cuanto a las señales que indican que una empresa ya no puede seguir funcionando de manera pequeña, uno de los primeros síntomas suele ser el desgaste del modelo operativo inicial. Procesos informales que antes permitían rapidez comienzan a generar errores, retrabajos y falta de trazabilidad.

Además, la comunicación interna se vuelve más compleja, las decisiones se concentran en pocas personas y el fundador empieza a transformarse en un cuello de botella, afectando tanto la velocidad de respuesta como la calidad del servicio.

Al respecto, Vicente Cruz agrega a estas señales “las pérdidas de los clientes, la facturación y el crecimiento del equipo. Esas son las tres señales. Si los clientes empiezan a exigir más o empiezan a entrar clientes más grandes con otra exigencia, y se empieza a facturar más y se necesitan crear nuevas áreas, esa es la señal para poder decir que ahora es hora de pegarse el salto”.

Desde Datawalt, destacan que “una señal evidente es cuando el fundador se transforma en un cuello de botella. Si todo pasa por una sola persona, el crecimiento se frena. También se nota cuando la comunicación empieza a fallar, cuando se repiten errores, cuando los procesos siguen siendo manuales y no hay una ordenanza de análisis de datos que te permitan tener trazabilidad o cuando el equipo trabaja mucho pero avanza poco. En ese momento queda claro que la empresa necesita estructura, procesos y roles definidos para poder sostener el crecimiento sin desgastar a las personas”.

Consejos para las pymes


Finalmente, los expertos entregan consejos para las pymes que atraviesan este proceso de dar el paso hacia una estructura mayor y buscan el momento indicado para hacerlo.

“El principal consejo es revisar siempre el proceso. Es decir, en qué están, cuáles son sus exigencias y qué nivel de tiempo exigen los fundadores a las tareas operativas. Si hay mucha tarea operativa y poca estrategia, quiere decir que es hora de ampliar el equipo y empezar a armar nuevas áreas dentro de la empresa”, comenta Vicente Cruz.

Una mirada complementaria entrega Lucas Waltemath, quien destaca que uno de los grandes cambios está en la transición desde la ejecución directa hacia la gestión de manera estructurada y ordenada.

Lo primero es entender que ordenarse no significa perder agilidad, sino todo lo contrario. Tener procesos claros y equipos empoderados permite avanzar más rápido y con menos desgaste. Mi consejo es invertir tiempo en definir cómo se toman las decisiones, cómo se mide el desempeño y cómo se cuida la cultura interna. Rodearse de personas que complementen tus habilidades, apoyarse en datos para decidir y aceptar que el rol del fundador evoluciona son claves para construir una pyme sólida y con proyección en el tiempo”, sentencia.