Fracasar es una posibilidad real en el camino del emprendimiento. Según datos del Ministerio de Economía, un 15,2 % de las microempresas desaparece en el primer año de vida; un 15,2 % en el segundo año; y 10,4 % en el tercero. Incluso existen cifras recientes de empresas consultoras que aumentan considerablemente este número. El estudio ¿Cómo está la cosa? 1º Informe sobre Comportamientos de Pago entre Empresas 2024, realizado por Duemit, Sheriff y Cobranza Online, revelan que el 37% de estas empresas fracasan antes de consolidarse
Problemas financieros o estratégicos, mala contratación, hasta fallas en la gestión interna, aparecen como principales factores que llevan a las pymes a fracasar.
Si bien el cierre de un proyecto suele vivirse como un golpe duro a nivel personal y profesional, cada vez existe mayor consenso en que el fracaso no necesariamente marca el fin del camino emprendedor.
Por el contrario, una experiencia negativa puede transformarse en una fuente de aprendizaje clave para futuros proyectos. Para lograr esto es clave entender qué salió mal, ajustar decisiones y fortalecer habilidades de liderazgo.
En este escenario, Caio Arnaes, Director Asociado de Robert Half Chile (Empresa de reclutamiento), explica los principales errores que llevan a una empresa a fracasar. “Existen diversos factores que contribuyen para que un emprendimiento no logre sus objetivos. Y, entre ellos, la gestión del talento es uno fundamental, porque incide directamente en la planificación y evaluación, la toma de decisiones y cada proceso que implica gestión dentro de una organización”, dice.
En esa misma línea, agrega que “en todas las empresas, el talento humano es crítico en términos de factores operativos, pero también desde la conformación de los equipos de trabajo y cómo éstos conviven y ejecutan sus tareas a diario. El elegir y contratar personas que carecen de las habilidades críticas necesarias o que no comparten la cultura de la empresa son un riesgo que puede comprometer seriamente un emprendimiento”.
A esto se suma el rol del liderazgo. Según Arnaes, “los liderazgos mal asumidos, con emprendedores que no saben delegar e intentan hacerlo todo solos, expone a la organización a situaciones de estrés y escenarios de gestión ineficiente que, en muchas ocasiones, derivan en problemas insalvables”.
Cómo volver a emprender
Volver a emprender tras una mala experiencia no solo implica replantear un modelo de negocio, sino también un proceso de reflexión personal y profesional. Al respecto, el ejecutivo de Robert Half Chile sostiene que “volver a empezar es un desafío muy valioso. No solo muestra la capacidad de emprendimiento, sino que, además, revela rasgos de la personalidad y el carácter de una persona. O sea, una combinación de factores innatos de cada profesional, sumados al bagaje adquirido durante su vida profesional, con sus aciertos y, especialmente, las lecciones aprendidas de sus desaciertos”.
Desde una mirada práctica, Arnaes explica que “cuando se desea volver a emprender, estas cualidades resultan fundamentales. Desde el punto de vista de la gestión del talento, las recomendaciones apuntan, por un lado, a definir bien las áreas donde se va a requerir contratar profesionales y cuáles serán las funciones que tendrán esos profesionales. Y, por otro, reclutar y seleccionar con precisión a los profesionales más capacitados para ejercer sus funciones”.
Asimismo, enfatiza que “es clave revisar bien los objetivos, metas y funciones de cada cargo, con el objetivo de poder delegar y entregar empoderamiento a cada persona, así como tener la posibilidad de evaluar y medir rendimientos y hacer ajustes y eventuales correcciones a la gestión. Y desde la selección, buscar a los talentos a partir de lo anterior, considerando sus capacidades técnicas y habilidades blandas, además de su experiencia, factores fundamentales para el buen funcionamiento presente y futuro de cualquier emprendimiento”.
¿Cómo tomar el fracaso como oportunidad de crecimiento?
El fracaso, además, puede convertirse en una ventaja si se gestiona correctamente. En ese sentido, Arnaes afirma que “desde el aspecto positivo y en el más amplio sentido que esto pueda tener. En el mundo laboral, cada situación permite sacar lecciones y aprendizaje y, en muchas ocasiones, se aprende más de las malas que de las buenas experiencias”.
“Desde este punto de vista, los talentos que son capaces de tomar nota de sus errores, de evaluar lo que han hecho bien o mal, y de corregir para hacer las cosas mejor, corren con ventaja en el aspecto del crecimiento y la experiencia. Eso porque convierten sus malas experiencias en un capital positivo, que los ubica en una mejor posición de cara al futuro”, añade.
Finalmente, el Director Asociado de Robert Half Chile plantea que el ecosistema también debe adaptarse para apoyar a quienes buscan una segunda oportunidad. “Empezar de nuevo puede ser interpretado desde la necesidad de contar con una nueva oportunidad haciendo lo mismo, o bien desde la lógica de una reinvención, donde el talento humano asume nuevos desafíos y, para eso, requiere nuevas herramientas”, complementa.
En ese contexto, subraya que “para ambos casos, esos profesionales necesitan oportunidades y espacio para el crecimiento personal y profesional. Resulta, entonces, fundamental considerar aspectos como la formación continua y el desarrollo de carrera, con iniciativas de reskilling o upskilling, u ofrecer alternativas de reubicación o de flexibilidad para asumir nuevas funciones y también promover una cultura de apoyo y mentalidad de crecimiento (mentoring, coaching, adaptabilidad)”.
“Para las empresas, mirar a los profesionales que buscan comenzar de nuevo desde una óptica positiva resulta una estrategia que puede generar muchos beneficios. Eso porque quienes están en esa situación pueden ofrecer tanto la experiencia de desaciertos anteriores como la energía de un nuevo comienzo, de la búsqueda por asumir nuevos desafíos, factores que pueden ser decisivos para las organizaciones que apuestan por este tipo de profesionales”, concluye.
