Lorelai (Lauren Graham) ni Rory (Alexis Bledel) en "Gilmore Girls: Un nuevo año".
Netflix
SANTIAGO.- No es lo mismo pero es igual. Ese es el modo en que se siente el regreso de "Gilmore Girls", la serie que debutó en 2000 y tuvo siete temporadas que se centraron en la inusualmente cercana relación entre una joven madre y su hija adolescente: Lorelai y Rory Gilmore. Un espacio creado por Amy Sherman-Palladino que no sigue la lógica de la televisión al momento de generar constante shock en los televidentes o ser una seguidilla de risa o drama, sino que narra episodios de la vida real vistos desde el punto de vista de personas que leen mucho, conocen bien la cultura pop, hablan rapidísimo y siempre tienen algo ingenioso que decir para analizar una situación.
Casi 10 años va a estar la serie fuera de pantalla hasta su regreso el 25 de noviembre en Netflix bajo el nombre "Gilmore Girls: Un nuevo año" y eso casi no se nota más allá de lo obvio. Claro que los actores han envejecido y más de alguno ha intentado —sin los mejores resultados en algunos casos— frenar el paso del tiempo en sus caras, pero los personajes y sus historias parecen haber tenido una progresión natural en sus ficticias vidas durante esta pausa.
Stars Hollow sigue siendo un pueblo improbable lleno de personajes inusuales pero con problemas reales y, claro, "dramas" locales como el no tener suficientes miembros de las minorías sexuales en el lugar como para demostrar que han avanzado con los tiempos y celebrar su propia marcha del orgullo gay.
Tras todos estos años ni Lorelai (Lauren Graham) ni Rory (Alexis Bledel) tienen vidas perfectas —la madre ve cómo su posada es casi ideal, pero tanto como su vida personal, necesita de algunas mejoras para no quedarse en el pasado— mientras que Rory tiene una satisfactoria vida profesional —sigue siendo periodista y viaja mucho debido a ello— pero aún no resuelve del todo otros aspectos.
Por su parte, Luke (Scott Patterson) ha encontrado mejores maneras para entender a Lorelai y, también, el hecho de que cada vez se vuelve más imposible hacer respetar su regla que prohíbe el uso de celulares en su café a pesar de que los smartphones son parte central de la vida en 2016. La madre de Lorelai (Kelly Bishop) es ciertamente la persona que ha pasado por más cambios en este período tras la muerte de su marido, pues el fallecimiento en la vida real de Edward Herrmann se sumó de manera obligada a la historia. Pero claro, no por eso deja de inmiscuirse en la vida de los suyos.
Prácticamente todo el elenco volvió a ser parte de la miniserie y también hay cameos de actores y artistas pero no de un modo repetitivo ni que recuerde del modo equivocado que la existencia de estos episodios es algo especial.

Para demostrar que esto ocurre en la actualidad, en los siempre ocurrentes guiones se hacen referencias a Uber, compañía que es mencionada gracias a una no tan genial idea de Kirk (Sean Gunn) o términos como el "body shaming".
En términos audiovisuales, la serie sigue manteniendo un estilo estético y narrativo similar a la serie simple pero bien cuidado, algo que hace fácil ver episodios de una hora y media. De todos modos, hay maneras de dar agilidad a ciertos hechos, como el paso por la oficina de una sicóloga, que podrían haber sido un problema.