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Símbolo del pasado colono de Puerto Varas y construida en los '30: Casa Droppelmann, una gran víctima del tornado

El inmueble fue severamente dañado por el fenómeno climático. La estructura alberga locales comerciales, cuya continuidad peligra.

26 de Mayo de 2025 | 18:10 | Por Martín Garretón, Emol.
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Casa Droppelmann

Martín Garretón
La casa Droppelmann , que es una de las edificaciones residenciales más emblemáticas de Puerto Varas, no resistió la furia del tornado que azotó la ciudad, siendo una de las más grandes víctimas del fenómeno inusual.

Con una estructura de tres pisos y una arquitectura neoclásica construida entre 1933 y 1935, esta casa ubicada en la calle Del Salvador forma parte del corazón patrimonial de la ciudad. Hoy, tras el fenómeno climático, su futuro es incierto.

Originalmente Propiedad de la familia Muller, la vivienda fue adquirida al poco tiempo por Jorge Droppelmann, un vecino originario de Westfalia (Alemania) que personalizado un rol relevante en el desarrollo económico y político de la zona, especialmente por su negocio de transporte terrestre, según los registros de la municipalidad de Puerto Varas.

La vivienda, construida en madera y con marcadas influencias europeas adaptadas a las técnicas del sur de Chile, destacaba por sus vanos, miradores y un llamativo bow window en el segundo nivel, que marcaba la entrada.

"Esto parte con mi abuelo que compró esa casa al momento de casarse", relata a Emol Alejandro Droppelmann, de 54 años. "Era muy conocido en su época, era el concesionario de la Chevrolet e importaba vehículos para venderlos aquí en la zona".

"En esa época tener auto no era un tema que todos tenían, entonces que la gente pudiera ir a comprar autos con ellos era importante, incluso llegaban los agricultores y compraban camiones". En esa misma casa vivieron sus abuelos con sus cuatro hijos, uno de ellos, el padre de Alejandro.


Actualmente, la casa alberga distintos locales comerciales. Un bar restaurante, una peluquería, habitaciones de hotel y el hogar de Camila Ortiz (33) junto a su marido y dos hijas. Fue precisamente esta familia una de las más afectadas por el tornado. "Nosotros somos emprendedores con mi marido, tenemos la administración de esta casa, que es de las diez primeras casas de Puerto Varas" , sostuvo Camila Ortiz a Emol.

Su testimonio, marcado por el miedo y la incertidumbre, da cuenta de los momentos más críticos durante el paso del tornado. "Tengo una peluquería que ya obviamente se perdió, vivíamos acá también donde pasó todo porque la última parte de la casa es donde nosotros vivíamos y ahí se sintió más fuerte. Ahí nos tuvimos que esconder abajo de la mesa", añade.

Camila relató que el fenómeno ocurrió en cosa de segundos. "Yo justo estaba en la puerta, iba a salir a fumarme un cigarro y empiezo a ver que estaba extraño el viento entonces le digo a mi marido que ve por la ventana, cuando yo le digo que él ve por la ventana, mi hija de seis años va a ver y le dice 'papá, están volando cosas' y fue como una fracción de segundos que mi marido le dice: ' Florencia, vámonos todos', y nos fuimos todos a esconder abajo de la mesa ".

"Ahí en ese momento ya era como un terremoto , se movía todo, la mesa y lo peor de todo es que se nos reventó un vidrio. Ahí fue más caótico para los niños. Tengo dos hijos, uno de tres años y una niña de seis años", relató.

"Todo volaba, era imposible para nosotros poder salir del lugar donde estábamos. La única opción era estar abajo de la mesa", agregó.

Consultada sobre si la sensación fue similar al terremoto de 2010, Camila fue comentada: "E sto se sintió totalmente diferente, porque era más estruendo y era como surrealista porque era escuchar cosas que se caían, vidrios que se quebraban, que se movía toda la casa".

La destrucción también afectará su negocio. "Yo creo que para todos nosotros que somos emprendedores y que tenemos los negocios aquí, es una pérdida total porque ningún negocio va a poder seguir funcionando. Perdimos nuestra casa ya la vez también nuestra fuente de trabajo", expresó. "Nos venimos de Santiago a emprender en una ciudad para estar bien, y pasó esto".

Asimismo, Rossana Astorga, administradora del restaurante "El Ciudadano 587" que también funciona en la casa, expresó el impacto del fenómeno. "Es pérdida casi total. Esto fue peor que un terremoto. Porque un terremoto te deja con cosas, esto se lo llevó todo", señaló a Emol.

En esa línea, relató cómo su familia vivió el momento: "Fue terrible, terrible emocionalmente y psicológicamente por los niños. Fue de lo peor que pudo haber ocurrido".

Además del drama humano, está la dimensión económica. "Nosotros vivimos de esto. Ese es el impacto. Porque sabemos que estamos vivos, pero es una viviendo así entre la penumbra, porque Puerto Varas vive del turismo. Vive de esto".

Claudio Vidal , dueño de una agencia de turismo con oficina en el inmueble, también recordó el daño estructural es profundo. "Históricamente nunca vi algo así. Uno nacido, criado acá en la zona y nunca se ha visto algo así", dijo.

Y agregó: "Si hubiésemos tenido gente trabajando, la historia hubiera sido diferente porque la oficina está al lado del ventanal y los vidrios llegaron hasta el fondo de la pared de donde termina el local. Entonces hubiera sido muy peligroso".

Vidal anticipó un desenlace drástico para la casa Droppelmann. "Los locatarios hemos conversado y analizando el tema , creemos que esta casa la van a declarar inhabitable . Porque la inversión que hay que hacer aquí para recuperar toda la estructura es una inversión millonaria", señaló a Emol.

A su juicio, es poco probable que los propietarios la restauren. " Yo creo que los dueños del edificio no van a querer invertir por un tema de que ya hay mucho material que está fatigado desde antes. Entonces yo creo que va a pasar por demolición, algo así, pero no va a ser tan rápido que vuelva a funcionar. No creo".

Así, lo que fue una de las casas más representativas de Puerto Varas, tanto por su valor arquitectónico como por su historia familiar y patrimonial, podría desaparecer del paisaje urbano. Mientras tanto, sus actuales ocupantes, emprendedores y familias jóvenes, intentan reconstruirse entre los escombros.
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