SANTIAGO.- Una tendencia que cada vez toma más fuerza entre los amantes de la navegación son los cruceros fluviales. Se trata de cruceros equivalentes a los marítimos, pero que navegan por ríos.
Aunque el concepto vacacional que ofrecen es similar al de los marítimos, los cruceros fluviales presentan algunas diferencias. La primera es que el tamaño de los barcos depende de la navegabilidad del río, así como de su profundidad y las limitaciones geográficas del recorrido.
La segunda es que, dado que el tamaño es menor, los cruceros fluviales no tienen a bordo la inmensa cantidad de atracciones que suelen ofrecer los grandes cruceros, como tiendas, pistas de hielo, muros de escalada o cines, entre otros.
Denisse Marín, product manager de Cruceros de COCHA, explica que lo anterior se debe a que en los cruceros fluviales el atractivo no es el barco, sino la ruta y sus destinos.
“Al ser barcos pequeños, para no más de 200 pasajeros, el crucero fluvial garantiza cabinas externas (con ventana), además de embarques y desembarques más expeditos y un ambiente íntimo y relajado”, recalca.
Otra diferencia muy importante con los grandes cruceros marítimos es que la mayoría de los cruceros fluviales incluye en su tarifa las excursiones en tierra, el llamado “impuesto de puerto”, y todas las comidas y bebidas.
“No son sistema todo incluido 24/7, sino que tienen horarios establecidos para desayuno, almuerzo y cena”, señala Marín.
Te mareas menos
Este tipo de cruceros es ideal para las personas que tienden a marearse en los cruceros marítimos.
“Es muy raro marearse durante un crucero fluvial. El barco avanza de forma pausada, y nunca pierdes de vista la ribera, la que está siempre a la altura de tus ojos”, puntualiza la experta de COCHA..
La perfecta combinación entre río y tierra
Muchos cruceros fluviales también ofrecen estadías terrestres para complementar sus circuitos de navegación. Es decir, noches pre o post cruceros, con sus respectivos traslados.
Según Marín, esa es justamente una de las razones por las que la experiencia de viajar en un crucero fluvial es totalmente diferente a la de navegar en un crucero marítimo: En el primero, el barco puede recalar en puertos más chicos, en la misma ciudad, inaccesibles para los grandes cruceros y, como las distancias en destinos como Europa son cortas, los cruceros visitan numerosos lugares en pocos días.