Revista del Domingo (archivo)
PARÍS.- La
cebra encontró una astucia para
evitar a los tábanos. Cubrirse de rayas, un truco que también funcionaría en los humanos, según un
estudio publicado este miércoles en la revista
Royal Society Open Science.El
estampado de la cebra fascina a los científicos desde hace un siglo y hay una multitud de
hipótesis para explicar esta evolución del animal, como que serviría para confundirse entre las sombras de la sabana y su vegetación, para molestar a los animales durante la caza y controlar su temperatura.
Después de haber
estudiado diferentes suposiciones, unos investigadores estadounidenses concluyeron en 2014 que si a la cebra le surgieron las rayas fue
para proteger a su especie de las picaduras de la mosca tse-tse y de los tábanos.Abundando en este descubrimiento,
Gabor Horvath, investigador en la universidad Eotvos Lorand de Budapest, sugirió la
hipótesis de que las bandas blancas con las que se cubren en algunas ocasiones algunas comunidades de Nueva Guinea, Papúa, África y Australia
podrían tener un efecto similar.El
investigador y su equipo
expusieron entonces a los
insectos ávidos de sangre a tres
maniquíes humanos de plástico "visualmente equivalentes a modelos vivos": uno marrón oscuro, otro marrón oscuro pero con rayas blancas y un último beige claro.
El investigador consideró que no era necesario exponer a humanos a las picaduras, pues "cuando
los tábanos eligen a sus objetivos, lo más importante son los
referentes visuales".
Tras varias
semanas de exposición, "nuestro
modelo humano marrón era 10 veces más atractivo para los tábanos que el modelo marrón con rayas blancas", explicó el investigador, añadiendo que "el modelo beige, que servía de testigo, atraía dos veces más a los tábanos
que el modelo marrón con rayas".
Este efecto "
antitábanos" no se aplicaría solo a las franjas blancas, sino a cualquier tipo de motivo. Según los investigadores,
disminuyen la polarización de la luz reflejada por el cuerpo humano, haciéndolo
menos "apetitoso" para los tábanos. Cuando más fino y repetitivo es el motivo, más efectivo resulta.
Para el investigador, incluso aunque las poblaciones adeptas a pintarse el cuerpo no lo hacen para protegerse de las picaduras, sino por motivos sociales y culturales, se trata de "
un ejemplo de evolución de comportamiento y de adaptación al medio ambiente"; pues estas pinturas permiten disminuir el riesgo de transmisión de agentes patógenos y de enfermedades peligrosas.