Roberto Azevedo, director general de la OMC, y el ministro de Comercio del país anfitrión, Gita Wirjawan, muestran su satisfacción tras el fin de la extensa cita en Nusa Dua.
EFENUSA DUA.- La Organización Mundial de Comercio (OMC) aprobó hoy el primer gran tratado para la liberalización del comercio en casi 20 años durante la cumbre que se realiza en la isla de Bali (Indonesia) y que había sido rechazado el viernes por Cuba.
"Esta vez hubo unidad entre todos los miembros", había anunciado el director general de la entidad, el brasileño Roberto Azevedo.
"Hemos vuelto a introducir la palabra 'mundial' en la Organización Mundial de Comercio. Estoy muy orgulloso", agregó emocionado, antes de hacer una pausa para contener las lágrimas.
"Bali marca un nuevo amanecer para la OMC", apuntó a su turno el ministro de Comercio del país anfitrión, Gita Wirjawan, presidente de la conferencia ministerial.
"Lo que hemos conseguido aquí es realmente extraordinario... Se trata de un avance histórico", sostuvo.
Pese a que el acuerdo representa menos del 10% del ambicioso programa de reformas iniciado en Doha, el éxito concretado en las últimas horas disipó los temores de muchos negociadores en torno al futuro de la propia OMC y del multilateralismo en general, en caso de un nuevo fracaso del organismo.
El paquete, conocido como "Doha Light", comprende tres pilares: agricultura, con un compromiso de reducir las subvenciones a las exportaciones; la ayuda al desarrollo, que prevé una exención creciente de los aranceles para los productos procedentes de los países menos desarrollados, y la facilitación de intercambios, que pretende reducir la burocracia en las fronteras.
"Encomendamos al Comité de Negociaciones Comerciales que prepare, en los próximos 12 meses, un programa de trabajo claramente definido sobre las cuestiones restantes del Programa de Doha para el Desarrollo", indicaba el borrador aprobado por la conferencia ministerial.
El llamado "paquete de Bali" para la eliminación global de barreras comerciales y que establece ayudas a los países en desarrollo fue aprobado por la mayoría de los 159 países con derecho a voto en la OMC, según declaró el ministro de Comercio de Indonesia, Gita Wirjawan.
Momentos de tensión
El viernes, la delegación de la isla caribeña había rechazado también en nombre de Bolivia, Venezuela y Nicaragua el preacuerdo para la liberalización del comercio mundial que había sido alcanzado por los ministros de los países de la OMC debido al embargo comercial de Estados Unidos contra el régimen castrista.
Tras la negativa de la isla, Azevedo había postergado para este sábado las deliberaciones al respecto.
Otro de los diferendos que amenazó con paralizar la cumbre fue protagonizado por India, líder del llamado "G33" de los países en desarrollo, que exigía aumentar las subvenciones a los productos agrícolas con el fin de no perjudicar a los agricultores y mantener bajos los precios de los alimentos para los más pobres.
No obstante, las reglas de la entidad consideran que dicha práctica se encuadra en el dumping, práctica que las tratativas buscan precisamente evitar.
Como compensación, EE.UU. propuso un compromiso que consiste en una "tregua" de varios años para que no se apliquen sanciones a las naciones que superen el techo de subvenciones a programas de seguridad alimentaria.
Finalmente, India brindó su apoyo al borrador presentado por Azevedo luego de que el documento aceptara permitir la entrega de subsidios a productores de alimentos básicos, lo que abrió la fase final de las conversaciones.
El acuerdo alcanzado en Nusa Dua marca así el primer pacto de comercio global de la OMC desde que fue creada en 1995. También contribuye a impulsar al organismo, que estuvo al borde del fracaso debido al poco éxito de citas anteriores.
En este marco, la concordia en Bali reavivaría la confianza internacional en su capacidad para reducir las barreras al comercio mundial, después de 12 años de negociaciones sin resultados, según analistas.
Expertos calculan que la puesta en marcha de la iniciativa supondrá un incremento de un billón de dólares en la economía mundial.
Al mismo tiempo, podría crear más de 20 millones de empleos, la mayor parte de ellos en países emergentes.
No obstante, grupos antiglobalización, que protagonizaron constantes manifestaciones durante la cumbre, criticaron a la ronda y argumentaron que sus conclusiones benefician principalmente a las grandes corporaciones.