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Los secretos de Fátima

Sor Lucía, uno de los tres niños a los que se apareció la Virgen, fue la depositaria de uno de los secretos mejor guardados del mundo.

14 de Febrero de 2005 | 10:43 | EFE
CIUDAD DEL VATICANO.- Sor Lucía, uno de los tres niños a los que se apareció la Virgen, fue la depositaria de uno de los secretos mejor guardados del mundo, que más ríos de tinta derramó y más especulaciones desató: el Tercer Secreto de Fátima, revelado en el año 2000 y que se refiere al atentado al Papa en 1981.

La profecía de Fátima está dividida en tres partes y fue revelada por la Virgen a los pastorcillos Lucía, Jacinta y Francisco en 1917 durante las apariciones del 13 de junio, 13 de julio y 13 de octubre.

Fue Lucía, fallecida ayer en Coimbra a los 97 años, la que se encargó de redactarlo entre 1941 y 1944. La monja de clausura sólo reveló las dos primeras partes.

El primer secreto vaticinaba la muerte prematura de Jacinta y Francisco y el segundo se refería a la visión aterradora del infierno, al final de la Primera Guerra Mundial y al estallido de la Segunda y predecía la conversión de Rusia y el fin del comunismo.

Lucía siempre se mostró contraria a desvelar la tercera parte y cuando se hizo el Papa dijo que los tiempos estaban "ya maduros".

La tercera parte, la que más especulaciones desató, se conoció durante el viaje que Juan Pablo II realizó a Fátima el 13 de mayo de 2000 para beatificar a Jacinta y Francisco.

Ante unas 700.000 personas y en nombre el Papa, el cardenal Angelo Sodano desveló que se refería al atentado que sufrió Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro, a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia y al inmenso sufrimiento de las víctimas de la fe en el siglo XX.

Un mes más tarde, el cardenal Joseph Ratzinger, encargado de interpretarlo, lo desveló totalmente en el Vaticano, precisando que se trataba de un llamado a la conversión, a la penitencia y a la fe y que no incluía revelaciones apocalípticas como el fin del mundo o sobre el futuro de la historia.

También dijo que subrayaba la importancia de la libertad del hombre y que el futuro no está escrito.

Ratzinger precisó que el texto no se desveló antes porque sor Lucía impidió que se publicase hasta 1960 y en los años siguientes.

Y es que visto que se trataba de imágenes indescifrables (aún no había ocurrido el atentado de 1981) era preferible esperar a mejores tiempos, en los que se pudiera interpretar.

El "secreto" presentado por Vaticano se recogía en varios folios de la época escritos a mano por sor Lucía.

Antes de hacerse público, la monja habló con el Vaticano y aseguró que el personaje central de la visión era el Papa, que "ellos" (los tres niños) estaban muy tristes por el sufrimiento del Pontífice, pero que no sabían su nombre.

"No sabíamos el nombre del Papa, la Señora no nos lo dijo. No sabíamos si era Benedicto XV o Pío XII, o Pablo VI o Juan Pablo II, pero era el Papa que sufría y nos hacía sufrir también a nosotros", contó la monja.

En el texto, la vidente habló de "un Obispo vestido de blanco que atravesando una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de armas de fuego y flechas".

Para Lucía y para Ratzinger no hay dudas: es Juan Pablo II.

El hecho de que el Papa no muriese en 1981 tiroteado por el terrorista turco Ali Agca (al contrario de lo que le ocurre al "Obispo vestido de blanco") lo explicó el propio Pontífice.

Juan Pablo II siempre ha mantenido que "una mano disparó (la de Agca) y otra mano (la de la Virgen) guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte".

Para el Vaticano lo que está claro con esto es que el futuro no está escrito.

En el texto aparece el ángel con la espada de fuego al lado de la Virgen, el fuego desaparece cuando entra en contacto con el esplendor de la Señora. La explicación que se da a esta escena es que el hombre con sus inventos puede reducir el mundo a cenizas y que la Virgen simboliza la fuerza que se opone al poder de destrucción.

También aparece la ciudad casi en ruinas, la montaña y la cruz, seguido de la muerte de religiosos, seglares, etc. La explicación es que lo primero se refiere a la historia humana y las muertes al vía crucis de la Iglesia y al martirio de los cristianos en el siglo XX.

El secreto fue conocido, según precisó Ratzinger, por los papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II. Al parecer, Pío XII, que fue al primero que se le envió, no lo leyó.
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