TÚNEZ.- Miles de manifestantes se congregaron en el sábado por la noche frente a la Asamblea Nacional de Túnez al comienzo de una semana de protestas programadas para exigir la renuncia del gobierno islamista.
El país ha quedado inmerso en una crisis política desde el asesinato de un político de izquierda en julio —el segundo de su tipo en cinco meses— mientras la oposición acusa al gobierno de incapacidad para preservar la seguridad y reactivar la economía.
Una coalición de partidos opositores, conocida como Frente de Salvación Nacional, se ha pronunciado a favor de que un nuevo gobierno de tecnócratas dirija al país y organice nuevas elecciones.
"Los pusimos a prueba, fracasaron, ahora váyanse", gritaban a coro los manifestantes en la primera movilización llamada la "semana de la partida" del gobierno.
La protesta comenzó con el canto del himno nacional por parte de decenas de miembros opositores de la Asamblea Nacional, que han interrumpido sus labores en protesta contra el gobierno. Guardaespaldas rodeaban a muchos legisladores que han recibido amenazas de muerte.
La policía que vigilaba la manifestación revisó bolsas de los presentes; no hubo enfrentamientos ni la policía usó gas lacrimógeno, como en manifestaciones anteriores.
El principal sindicato del país ha mediado entre los islamistas y la oposición. El partido islamista Ennahda dijo el jueves que aceptaba en principio la propuesta para formar un gobierno de tecnócratas, pero sólo después de ulteriores negociaciones.
La oposición ha condenado la actitud de los islamistas por considerarla una táctica dilatoria y sostuvo que la disolución del gobierno es un requisito para más conversaciones.
"La oposición está decidida a rechazar cualquier negociación sin la disolución del gobierno", dijo Karima Souid, miembro del partido de centroizquierda Al-Jassar.
"Exigimos un gobierno de salvación pública que se ocupe de los asuntos del país y realice elecciones libres y transparentes, sin temor", apuntó.
Fue en Túnez donde comenzaron las sublevaciones democráticas de la Primavera Arabe. La rebelión en Túnez concluyó con el derrocamiento en enero de 2011 del presidente Zine El Abidine Ben Alí, que había gobernado mucho tiempo el país.
La comunidad internacional ha observado de cerca la complicada transición a la democracia en el país, que ha incluido asesinatos políticos, atentados terroristas y agitación social a causa de la contracción de la economía.
Debido a su población de 10 millones de habitantes, en su mayoría educados y de clase media, Túnez es considerado un país que tiene la mejor oportunidad de convertirse en una democracia funcional, en especial tras el reciente golpe de estado en Egipto.