PARÍS.- Al menos 3.000 lenguas de las 6.000 que se hablan en el mundo están en peligro de desaparición en mayor o menor grado, debido al aumento de las situaciones de conflicto entre idiomas, según la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La segunda edición del Atlas de las lenguas en peligro en el mundo, mucho más detallado que en la edición de 1996, fue divulgado hoy, aunque se presenta oficialmente mañana, coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Lengua Materna, instituido en 2000 por la UNESCO.
Este organismo considera que la lengua de una comunidad está en peligro cuando un 30 por ciento de sus niños no la aprende y cita, entre las razones para que eso ocurra, el desplazamiento forzado de la comunidad, el contacto con una cultura más agresiva o acciones destructivas de los miembros de una cultura dominante.
También estima que el riesgo que sufre un idioma no depende sólo de cuántos hablantes tiene, sino de los de los de otras lenguas del entorno "culturalmente agresivas".
El informe establece grados de riesgo para las lenguas: desde las potencialmente amenazadas porque el número de niños que las aprenden disminuye hasta las moribundas o extinguidas, pasando por los idiomas en peligro, en los que los hablantes más jóvenes son ya adultos, o las seriamente en peligro, que sólo cuentan con hablantes de mediana edad o ancianos.
En Europa, la UNESCO identifica varias decenas de lenguas en peligro, y destaca en particular la situación particularmente grave de los idiomas saami de los lapones.
En el caso de España, además de constatar que el mozárabe se ha extinguido, considera que el leonés está "en serio peligro", que corren peligro el gallego, el vasco -su situación es más grave en Francia-, el asturiano, el aragonés y el gascón, mientras que el catalán "al que algunos ven potencialmente en peligro, está siendo progresivamente reforzado".
De América, los autores del informe recuerdan el "efecto catastrófico" de la invasión azteca y la conquista española sobre las lenguas del actual México, donde se han contabilizado unos 110 idiomas extinguidos, dos de ellos -el chiapaneco y el cuilateco- en la segunda mitad del siglo XX.
Respecto a la situación actual, indican que al menos 14 lenguas menores están en serio peligro o ya moribundas en el país y cuatro o cinco más con un número "sustancial" de hablantes también corren riesgo de desaparición.
El paisaje es similar en América central y del sur, donde "los gobiernos y las sociedades fueron indiferentes u hostiles hacia las lenguas indígenas en sus países hasta los años 70", señalaron.
Explicaron que en Argentina sólo sobreviven lenguas indígenas en el noroeste, noreste, sur y sureste, situación distinta a la de Bolivia, donde hay unos 35 idiomas indígenas, y el quechua y el aymara dominan en las tierras altas.
Brasil es el país con el mayor número de estas lenguas, 170, que en total hablan 155.000 personas, en Colombia son unas 65, en tanto que en Chile el mapuche y el araucano los utilizan entre 200.000 y 300.000 personas.
En Ecuador, que cuenta con la mayor proporción de población indígena, que en buena medida habla quechua, se han registrado 12 lenguas aborígenes, y algo similar ocurre en Perú, donde se calcula que el número de hablantes de quechua es de 4,4 millones.
Sobre Venezuela, en el informe se indica que perviven 38 lenguas indígenas, sobre todo en el sur, en el delta del Amacuro, en la cuenca del Orinoco y en la parte occidental del lago Maracaibo.
En total, el número de lenguas identificadas que sobreviven en Sudamérica es de 375, "muchas de las cuales están en peligro y una buena proporción están moribundas", concluyen.
La UNESCO destaca que "cada lengua refleja una visión única del mundo y una cultura compleja que refleja la forma en la que una comunidad ha resuelto sus problemas en su relación con el mundo, y en la que ha formulado su pensamiento, su sistema filosófico y el entendimiento del mundo que le rodea".
Por eso, "con la muerte y desaparición de una lengua, se pierde para siempre una parte insustituible de nuestro conocimiento del pensamiento y de la visión del mundo", y lo ejemplifica con los conocimientos de medicina de algunos pueblos aborígenes de Sudamérica o las variedades de nieve en la lengua de los esquimales inuit.
El director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, rindió un homenaje a la lengua materna, por ser la "más importante para las primeras fases de nuestro desarrollo emotivo y cognoscitivo mediante la cual aprendemos a dar nombres a nuestro universo personal" y afirmó que para su organización todas están "en pie de igualdad, ya que cada una representa una respuesta única a la condición humana".