MEXICO.— Paul McCartney culminó su "Driving Tour 2002" con un vibrante concierto, que justo el Día de Muertos, enmarcó una evocación a John Lennon, George Harrison, y a su esposa Linda, quien vino aquí hace una década y compartió el escenario como tecladista del astro británico.
McCartney emocionó a los poco más de 18.000 espectadores que colmaron el foro del Palacio de los Deportes a base de un cancionero predominante en temas del legendario cuarteto de Los Beatles, como "Hello, goodbye", que abrió la audición del fin de semana.
Por mas de dos horas, Mcartney mantuvo la euforia de sus seguidores con un ramillete de temas, en su mayoría coreados y acompañados por la intermitente luz de los encendedores y sus constantes frases en español como "¡México generoso!".
"Este es el día de los muertos ¿no?... ¡Pues que vivan los muertos!", exclamó McCartney, para en seguida y acompañado solamente de su guitarra dedicar "Here today" en memoria de Lennon.
"Nunca se puede agradecer en vida a los seres queridos", expresó McCartney en la dedicatoria "a mi amigo", dijo. Explicó que nunca había cantado esa canción en público.
Haciendo honor a su fama como multiinstrumentalista, ahora con una vihuela, McCartney ejecutó una extraordinaria versión de "Something", el clásico tema del cuarteto de Liverpool e inspiración del desaparecido George Harrison.
A Linda, a quien se le recuerda cuando vino en noviembre de 1993 como tecladista del grupo, años antes de que el cáncer apagara su vida, McCartney le dedicó la emotiva "My love", uno de los grandes éxitos del plantel "The wings".
El extenso recorrido musical del concierto, cuyos detalles se apreciaron en una pantalla gigante al centro, incluyó las emotivas "Hey jude", "Let it be", "The long and winding road" y "Yesterday", entre muchas otras.
Obligado por los intensos aplausos del público, McCartney regresó hasta en dos ocasiones al escenario para despedirse con el popurrí "You never give me your money", "Golden slumbers" y "The end", del álbum de Los Beatles "Abbey road".
Ondeando una gran bandera de México y puesto un sombrero de charro, McCartney se despidió de sus animados fans en medio de una nutrida ovación, una incesante lluvia de papel picado y una colorida explosión de juegos pirotécnicos.
McCartney se disponía a ofrecer el martes el tercero de sus conciertos que pondrán fín a su gira continental y que fuera de los Estados Unidos, únicamente hizo escala en México.
