SANTIAGO.- Se supone que debía ser una jornada de ensoñación a cargo del prócer del dream pop, sin embargo un intruso molesto impidió que el público alcanzara el trance al que Robin Guthrie intentó llevarlo anoche en la Batuta.
El ex Cocteau Twins debió hacer frente a las diversas fallas técnicas que surgieron durante el desarrollo de su espetáculo audiovisual "Lumière", partiendo por un foco que apuntaba erradamente a su cara y no a sus pies, como el músico había solicitado.
Ello dificultó la visión que Guthrie tuvo sobre sus pedales, tal vez el aparataje fundamental para quien ha patentado las atmósferas creadas a partir de las seis cuerdas.
Y lo que motivara las pausas y peticiones de corrección durante el recital, tuvo su mayor consecuencia al final, cuando la aparición de mensajes del sistema señalaba que las proyecciones en pantalla ya habían terminado, evidenciando la imperdonable descoordinación (para un espectáculo audiovisual) entre música e imágenes a que los problemas habían llevado.
Robin Guthrie miró de reojo y sonrió resignado, terminó la última pieza y se despidió escueto y con desgano. A esa altura ya no había nada que hacer.