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Folktrovarock
Latinoameriqué?

22 de Noviembre de 2008 | 14:53 |

Vejara es un grupo consciente, y eso no sólo tiene que ver con convicción política. El título de su nuevo disco, de entrada, es una definición propia, inscrita en la carátula. "Después de años de preguntarnos cómo definir el estilo de música que Vejara practica, he aquí por fin la respuesta: Folktrovarock", concluyen, y es sólo una de las declaraciones de este trío que desde sus inicios en 1994 ocupa un lugar propio en el rock chileno a base de raíz folclórica.

Las canciones conjugan esos tres ingredientes, entre la raíz tradicional del folk, el mensaje de la trova y la energía del rock. "Babo y Mure" es rock afroperuano antiesclavista, "Celia trafic" habla de narcotráfico y "La reina de Puno" tiene ritmo nortino con guitarra eléctrica y batería. "Madre padre" es una letra de Osvaldo Torres, fundador de Illapu y precursor de la música andina en Chile, y el disco termina en una tonada rockeada y abanderada con la causa de la raíz latinoamericana, en la que Vejara hasta interpela a otros músicos con la misma actitud desafiante que Víctor Jara imprimió a canciones como "Ni chicha ni limoná".

El latido del corazón de Folktrovarock, y tal vez el del mismo grupo, es mapuche. Esa influencia se hace oir en "Kaupolikan ni witran" y en "Chumlewetuimi", inspiradas en poesía popular mapuche, y en "Weesakona", acreditada como una canción tradicional pero con notorios arreglos propios: una pausa en medio del disco. Y "1553" es una composición conocida desde antes como "Pedro de Valdivia" en el repertorio del trío, y una muestra clara de rock indigenista: "Qué bonito, Pedrito / ta firmando un papel / Desde hoy día soy dueño / de Arauco y Tucapel. / Qué bonito, Pedrito / y la lengua romance / para pasar el frío / las rucas cómo arden", dice la letra.

Vejara hace una buena síntesis entre esa raíz y los instrumentos del rock, con creatividad y sin aspavientos. En las carreras de los tres integrantes se cruzan el Liceo Experimental Artístico de la Universidad de Chile, el Conservatorio de la misma universidad y la Escuela Moderna, y todos son buenos ejecutantes. El guitarrista Mauricio Barrueto es minucioso y preciso, el baterista Luis Barrueto es exacto, imaginativo y resuelve buenos patrones rítmicos mucho más allá del rock, en compases de tres tiempos de música andina o afroperuana. El cantante y bajista Javier Guíñez también llena el espacio con su instrumento, y su voz es un sello cálido y resuelto para las canciones.

Por más de una razón, Folktrovarock (2008) es un disco hermano de Latinoameriqué? (2007). Son trabajos consecutivos, se pueden comprar juntos, sus carátulas comparten la intención de citar fotografías históricas recreadas por el trío: una es la captura del guerrillero Ernesto Che Guevara, otra es la primera foto de la junta militar de Pinochet. Y ambos discos son caras complementarias, uno eléctrico y otro acústico. En este último hay tres canciones tradicionales latinoamericanas al lado de ritmos de tonada, cueca o chacarera, con cajón peruano y percusión caribeña en lugar de batería. Y es el discurso el que termina de hermanarlos. "Latinoamerigringos" y "lateroamericanos" son dos palabras elocuentes anotadas en la carátula de Latinoameriqué?. "Compra este disco a su propio autor" es la consigna común, y Vejara pasa dos avisos: "Advertencia: escuchar este disco no ayuda en nada a EE.UU." y "Advertencia: escuchando este disco puedes volver a las raíces".

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