Hay quienes afirman que el pop está tan codificado que basta ver una carátula para adivinar como son las canciones, las letras y la voz del cantante. Esto en ningun caso es malo, por supuesto. Solamente ilustra la inherente relación entre imagen y música que algunos cínicos niegan. Por ende, no es casual el look "nocturno" de Inevitable, incluyendo una bola de discoteque en la contratapa. Desde "Sábado en la noche", el disco ofrece una buena cruza de rock y baile. Lo interesante es que en lugar de incitar la danza desde el post-punk (como el 85 por ciento de las bandas contemporáneas desde Franz Ferdinand en adelante), Los Tréboles recurren al disco-funk.
Lo anterior se nota en las vocalizaciones y falsetes de Esteban Vergaras, el hombre al centro de la fotografía. O los arreglos de sintetizadores "a la antigua". O las excelentes bases que remiten a la "música negra". Si bien a la altura de "Sexy body" el factor sorpresa disminuye (incluso se puede pensar en Los Tetas o los Chancho en Piedra noventeros), es el ritmo lo que hace al disco entretenido y dinámico. Y también la pulsión rockera de la guitarra que compite con la tradicional relevancia del bajo en la música de baile.
Sin desconocer la importancia de un buen patrón de batería, quizás por cargarse demasiado al baile Tréboles se olvidan un poco la melodía. Lo importante es que en Inevitable terminan por potenciar una identidad. Desde allí podrán hincarle más el diente a las exigencias de "la canción". La historia de la música popular bailable ha sido así: primero el ritmo, después las melodías inolvidables.
—JC Ramírez Figueroa