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Banksy: "El graffiti siempre ha sido una manifestación artística temporal"

Partió rayando murallas en Inglaterra y hoy sus obras pueden costar US$1,5 millones. Nadie conoce su identidad, sólo se sabe que es el graffitero más famoso del mundo.

04 de Septiembre de 2010 | 10:51 | Emol
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''El Lord grosero'' fue subastado por la casa Sotheby's. Su valor rozó los 300 mil euros.

EFE.

SANTIAGO.- Nadie sabe quién es, realmente, Banksy. No se conoce su veradero nombre ni tampoco su cara. Sí se sabe que sus obras pueden llegar a costar US$1,5 millones, que las compran tipos como Brad Pitt, y que es el graffitero más famoso del mundo.


También se sabe que no suele dar entrevistas, pero hoy, sábado, el diario inglés The Sun interrumpió la tendencia y publicó, en extenso, el testimonio de este artista callejero.


Banksy se inició en el graffiti en las murallas de Bristol durante la primera mitad de la década del noventa. Esa fue la semilla del desarrollo de una estética con un marcado acento satírico que habla de política y cultura pop, entre otras temáticas.


"Tienes 14 o 15. Hay un mundo enorme allá afuera, quieres dejar tu marca y nadie escucha una palabra de lo que dices. Mientras que, una noche, con una lata de spray, todas las personas, repentinamente, te notan", dice el graffitero en la entrevista.


"Vives en una ciudad y todo el tiempo hay símbolos diciéndote qué hacer y carteles intentando venderte algo. Yo siempre sentí que estaba bien responder un poquito, que la ciudad no debería ser una conversación en un sólo sentido", agrega.


Este artista británico confiesa que partió pintando al estilo neoyorkino: letras grandes y coloridas. "Pero nunca fui bueno para eso. Solía poner las cosas demasiado juntas o demasiado separadas y tardaba años".


Entonces decidió concentrarse en trabajos que le quitaran menos tiempo y comenzó con una de las formas que lo catapultaron al estrellato callejero, los stencils. "Son muy eficientes. Concretas algo en muy poco tiempo y es difícil echarlo a perder".


Luego de algunos años, el joven de Bristol decidió moverse a Londres, donde terminó por llevar las cosas al límite. En la capital británica, se le ocurrió una "idea genial que nadie había tenido antes" y dejó de rayar murallas y comenzó a utilizar pinturas al óleo como lienzo. 


Entonces Banksy, tan alucinado con su nueva idea, pensó: "¿Cómo evito que la gente se robe esta idea? Y consideré que la mejor manera de hacerlo era colgándolo en el Tate con mi nombre junto a él".


Y así, un buen día de 2003, Banksy logró colarse en el Tate Modern Museum y realizó el rayado que lo instaló en la palestra de los medios de comunicación de todo el mundo. La "víctima" fue el cuadro The Water-Lily Pond, del pintor impresionista Claude Monet. Bajo el puente de este óleo, el graffitero pintó carros de supermercado y conos de tránsito hundidos en el lago.


La doble muerte


Para muchos, los graffiteros -y el graffiti en general- son considerados como meros vándalos que simplemente ensucian las ciudades. Sin embargo, para estos rayadores de muros -y sus admiradores- se trata de un arte.


"El graffiti siempre ha sido una manifestación artística temporal. Haces tu marca y luego la limpian. O sea, la mayoría de ellas están diseñadas sólo para que se vean bien desde un auto en movimiento y no necesariamente para que se queden en los libros de historia", dice Banksy. "Quizá el arte se trata de intentar de vivir por un momento en él".


Banksy vive para su arte y su arte vive en la memoria colectiva, a pesar de que su vida en las murallas sea corta. Banksy raya y luego alguien sepulta la obra con sendas capas de pintura.


Pero bajo la filosofía de este artista callejero -o vándalo callejero, para algunos- la permanencia va más allá de la presencia física de algo, incluso de él mismo.


"Dicen que mueres dos veces. Una cuando dejas de respirar y la segunda, un poco despupes, cuando alguien dice tu nombre por última vez".