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"Rockabilly": Una inquietante novela sobre los rincones más oscuros del "sueño americano"

El escritor Mike Wilson regresa a las librerías con una historia que evoca ciertas experiencias de vida, pero sobre todo, el profundo conocimiento que tiene de la cara menos glamorosa de EE.UU.

18 de Mayo de 2011 | 10:04 | Por Alberto Rojas M., Emol
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''Rockabilly'' es la tercera novela de Mike Wilson, escritor y académico afincado en Chile desde hace años.

Alfaguara

SANTIAGO.- Algo misterioso cae del cielo. Un hombre cava en mitad de la noche, y sobre su espalda, el tatuaje de una "pin up" parece cobrar vida. Una adolescente lo espía, mientras intenta controlar la leche que sale de uno de sus pechos. Una iguana llamada Chuck. Un perro llamado Bones. Y otro vecino, un cuarentón que sufre una enfermedad que deformó su cabeza, arrastra los pies por las calles vacías de un olvidado pueblo de Estados Unidos.

Estos son los singulares protagonistas de "Rockabilly" (Alfaguara / $ 8.900), la tercera novela de Mike Wilson, escritor argentino-estadounidense, Doctor en Literatura de la Universidad de Cornell y académico de la Facultad de Letras de la Pontificia Universidad Católica —afincado en Chile desde hace ya varios años—, quien previamente publicó las novelas "El púgil" y "Zombie".

"Es una abstracción de cierta realidad contemporánea. En lo personal, es el reencuentro con memorias, espacios y aspectos de una identidad desdibujada que había descuidado durante muchos años", asegura Wilson, al intentar definir su nuevo trabajo.

Es que "Rockabilly" es un aterrador viaje hacia esos parajes alejados de las grandes urbes estadounidenses que él conoce bien, donde malviven hombres y mujeres en busca de sus sueños rotos, en medio de noches que parecen no acabar jamás.

-¿En qué te inspiraste para escribirla?

"Recuerdos de cuando visitaba parientes que vivían en espacios como los de la novela, los pasillos siniestros de Wal-Mart, la fotografía, la música de The Cramps, Cash y Orbison. Los Carpenters. El insomnio". 

-Llama la atención que los protagonistas no tienen nombres, sino apodos, como Rockabilly, Suicide Girl, Babyface. ¿Por qué elegiste describirlos de esa manera?
 
"Me pareció que asignarles nombres no encajaba con sus personalidades, preferí las etiquetas. Opté por la abstracción. Hasta el nombre del perro, Bones, se reduce a una etiqueta. El único que tiene nombre es el lagarto, Chuck. Por alguna razón, no me hizo ruido ponerle nombre al reptil".

-La novela transcurre en uno de esos pequeños pueblos de Estados Unidos en que el tiempo parece detenido, al igual que las vidas de sus habitantes. Y el año pasado, en "Zombie", ubicaste la trama en los restos de un suburbio postapocalíptico. ¿Por qué te interesa explorar esa clase de espacios urbanos?
 
"Es un lugar que me inquieta. En 'Zombie' es el suburbio de plástico, artificial, simulado y desechable. En 'Rockabilly' me interesa el barrio venido a menos, el escombro y la miseria, el vecindario deteriorado, dilapidado, la mentira que se oculta entre los muros de aquella farsa llamada 'el sueño americano'. Y en el centro de estas comunidades olvidadas siempre hay un Wal-Mart, un cáncer de neón. Son los espacios de lo secreto, del engaño, del voyeurista, lugares que alcanzan su potencial durante la madrugada, cuando los que saben, los que entienden, se levantan y se mueven".

-Dentro del universo literario de tus novelas, ¿qué crees que conecta a "Rockabilly" con "El Púgil" y "Zombie"?

"No sé. Quizás algunos espacios. Mis últimas dos novelas comparten una focalización coral, simplemente porque es la forma en que me interesa representar el suburbio, pero más allá de eso, creo que son novelas conceptualmente distintas. En todo caso, eso lo deciden los lectores".
 
-Al recorrer las páginas de tu nuevo libro, es imposible no pensar en la estética de las películas de David Lynch. ¿Hay algo de eso?
 
"Sí, las influencias siempre van a estar. A veces de manera consciente, a veces no. Más que Lynch, que de seguro está presente, creo que el trabajo fotográfico de Gregory Crewdson y Diane Arbus me marcó al abordar la escritura de 'Rockabilly'. Y música, y sobre todo, los barrios, los trailer parks, los lugares invisibles, lejos, en desiertos, en ciudades y pueblos olvidados, barrios en ruina donde me quedaba cuando visitaba tíos, hermanos, primos".

-Si tuvieras que pensar en una banda de sonido para "Rockabilly", ¿cómo te la imaginarías? ¿Qué temas tendría?
 
"Al escribir, los ya mencionados The Cramps, Cash, Orbison, los Carpenters. Pero me gusta pensar que la lectura de esta novela se hace en el silencio de la madrugada. El ladrido ocasional de un perro, los pasos de un vecino insomne, ventanas que se abren".

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