Tres canciones de John Lennon abren el disco Beatles for sale (1964), posiblemente el momento justo en que los Beatles adviertan que su vida de estrellas internacionales en el fondo es una pesadilla. Apenas cinco meses atrás habían llegado a imponerse en los cines del mundo con su alegre película A hard day’s night, pero este disco se ubicará ahora en el punto opuesto. Lennon atropella con esas canciones de profundo sentido existencial y desde aquí intentará eludir la presión de una industria disquera que le exigía despachar livianos hits número 1 cada cuatro semanas. “No replay”, “I’m a loser” y “Baby’s in black” son la trilogía más deprimida que jamás hayan escrito los Beatles: “¿Es por ella o por mí por quien lloro? / soy un perdedor, soy un perdedor / Y no soy lo que aparento ser”, canta el hombre al frente de la banda más adorada del mundo.
Arranca así la inagotable faceta de un John Lennon compositor de mediana edad. La influencia de Bob Dylan, quedará de manifiesto en el acento folk-rock de sus próximas melodías. Si “Baby’s in black” era un dramático vals, no será el único ese año y el próximo. La canción folk de tres tiempos se replicará en dos piezas más de 1965: “You’ve got to hide your love away” y “Norwegian wood”. Y si la severa autocrítica de “I’m a loser” era un anuncio de algo aun más grande, eso iba a ser el grito de desaliento de Lennon en “Help!”.
Pero la pluma del compositor no se va a detener allí ni mucho menos. Con canciones como “It’s only love”, “Ticket to ride” y “Girl”, todas con la persistencia de un amargo sabor en las letras y algunas armonías de tonalidades menores, en 1965 se vislumbra el camino de un John Lennon más autónomo, cada vez menos requerido de la presencia de Paul McCartney, el Beatle musicalmente mejor dotado. Entonces va a ser “Nowhere man” la canción bisagra para los próximos años del grupo: un hombre de ningún lugar, sentado en su tierra de ningún lugar, haciendo sus planes de ningún lugar para nadie. Hasta ahí los Beatles jamás habían puesto sus pies de manera tan concluyente en una poesía que no fuera la del amor juvenil. La verdadera era de la “canción Beatle” ha comenzado con Lennon en 1965.
La perspicacia de John se observa con nitidez en esta canción, que de paso es la primera del grupo que incluye una sitar de la India tocado por George Harrison. En una casa construida con barata madera noruega transcurre la historia entre el protagonista y su amante antagonista, una mujer sin nombre que lo abandona: "esta ave ha volado" subtitula la canción.
Perteneciente al disco Rubber soul (1965), es la propuesta de una pequeña autobiografía. Tiene una línea dedicada a su gran amigo, el estudiante de arte de Liverpool y primer bajista de los Beatles, Stuart Sutcliff, quien falleció en Hamburgo en 1962: "Algunos amigos han muerto y otros viven / En mi vida los he amado a todos".