Quarryman

(1957-1961)

Es sólo rock and roll

Se han escrito cientos de páginas que aseguran documentar el encuentro entre John Lennon y Paul McCartney la tarde de ese domingo 16 de julio de 1957 en el jardín de la iglesia de St. Peter en Woolton. Pero basta revisarla en la estupenda película “Nowhere boy” (2009), que narra la historia del Lennon adolescente, para ponerle movimiento y color. En marzo de ese año en su escuela secundaria Quarry Bank High School, John había formado su primera banda de música skiffle, llamada The Quarrymen, y esa presentación era una una de las primeras que agendaba el grupo. Allí tocaron sobre el acoplado de un camión y allí cantaron una acelerada “Maggie May”.

En el entreacto, Ivan Vaughan, un amigo de John, le presentó al quinceañero Paul McCartney, quien había asistido al show. Lennon bebía una cerveza y ofreció otra a McCartney, pero el chico en cambio pidió una taza de té. Ambos se tomaron las medidas, charlaron durante unos minutos y examinaron sus peinados. Y en una suerte de pequeña audición de talento para los Quarrymen, McCartney tomó su guitarra de zurdos y tocó con sorprendente maestría técnica dos canciones: “Twenty Flight Rock” y “Be-Bop-A-Lula”. Al poco tiempo la unión entre John y Paul estaba sellada como el primer germen Beatle. Y unos días después el propio McCartney patrocinaría el ingreso al grupo del guitarrista de catorce años George Harrison, cuya audición se completó en un bus nocturno de la ciudad.

John Lennon había descubierto poco antes a Bill Haley, un regordete y semicalvo astro del rock and roll norteamericano que estaba entrado en sus treintas, pero para cuando apareció Elvis Presley todo iba a cambiar: aquél era un adolescente como él, guapo, magnético y vanguardista: el máximo modelo de Lennon en su llegada al estallido del rock and roll.

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