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Shakespeare y el desierto
Por Juan Antonio Muñoz
El Mercurio, viernes 24 de marzo de 1995

El Teatro Nacional y la Vicerrectoría Académica y Estudiantil de la Universidad de Chile, en un gran esfuerzo, convocaron al concurso de dramaturgia Pedro de la Barra, ofreciendo como único premio un millón y medio de pesos y el montaje de la obra.

Se recibieron 18 trabajos de calidad muy heterógenea, algunos de ellos interesantes en términos generales, pero ninguno claramente asentado o con proyecciones.

¿Falta de creatividad en nuestro medio? No se diría, porque hay dramaturgos destacados que continúan ofreciendo piezas a la escena chilena.

¿Desinterés de los grandes nombres por participar en un concurso? Puede ser.

Pero ninguna conclusión es absoluta.

El premio fue declarado desierto. Y quedó en la boca la amargura del encuentro que no pudo ser, y volvió a salpicar el rostro la apabullante modernidad de los clásicos.

Más allá de tal resultado, pero teniéndolo en cuenta junto a la estrechez de muchas de las creaciones de hoy, se hace obligación el replanteamiento de una idea a la que ya se ha aludido: pareciera que en el arte ya todo está dicho y no queda más que esperar el reciclaje de fórmulas pasadas o revisiones de las mismas. Remakes.

Además, no se puede olvidar que en medio de todo está el público, ya acostumbrado a prescindir de la creación artística de su tiempo y, por lo mismo, indolente a ella.

El `Hamlet' del Teatro Provisorio, con su emoción y sus faltas, enrostró la capacidad de Shakespeare para ser despiadadamente actual después de cuatro siglos. Esa es una fuerza que late en cada noche de representación y que se extiende como plaga. Hay abismos de conocimiento humano y divino en cada letra suya.

El mundo tiende a un teatro de referencias. Lo denuncian en Roma, Londres y también sucede en Chile. La temporada 1995 del Teatro Nacional se inicia en mayo con ``Ofelia'', de Marco Antonio de la Parra, inspirada en el príncipe `Hamlet'; la UC apuesta por versiones dramáticas de textos en prosa de Hesse, Dostoievsky y Julio Verne, y Alfredo Castro, en un regreso total a las fuentes, prepara una puesta basada en `Edipo Rey', de Sófocles.

El 9 de abril llega a Chile la Royal Shakespeare Company, un grupo que se dedica especialmente a montar piezas del famoso dramaturgo inglés. ¿Qué otra constatación de su implacable modernidad nos irá a ofrecer?


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