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Los muertos de Shakespeare viven en Stratford
Por Juan Antonio Muñoz H.

Casa donde nació Shakespeare fue restaurada en la década de 1860, lo que llevó un gran número de turistas a Stratford
Casa donde nació el dramaturgo en 1564. Está en Henley Street. Ahora pertenece al Shakespeare Memorial Trust
 
 
Centro cultural y turístico, Stratford-upon- Avon es lugar de peregrinación obligado de todos los que alguna vez leyeron la obra de Shakespeare. Eruditos e investigadores se dan cita en la ciudad donde nació y murió el dramaturgo para conocer los miles de documentos preservados.

Porque ella reparte romero para la memoria y trinitarias para los pensamientos, Stratford-upon-Avon tiene el tempo de Ofelia.

No se ve a Otelo, demasiado preocupado de su amor propio, pero sí a Macbeth y a su mujer. Ella, atenta, conduce al visitante cerca de la Iglesia de la Santísima Trinidad y vuelve a pasear sonámbula sobre las tumbas.

En el cementerio, Romeo renueva cada día su sacrilegio, mientras que Julieta cubre Stratford con discreción y aumenta el caudal del Avon con un poco de eclesiástico narcótico.

Lear se esconde, aunque la fría primavera inglesa bien permite imaginar su tempestad, pero Falstaff ríe burlón detrás de esas casas Tudor que dan al pueblo el color de otros tiempos.

¿Y Hamlet?

El ahora contempla su propio fantasma.

El río Avon. Atrás, la iglesia de la Santísima Trinidad donde Shakespeare fue bautizado en 1564
En Stratford a veces brilla el sol con exceso. Debe ser es el resultado de aquel ‘‘Will Power’’ que se levanta como estandarte y potencia de la Gran Bretaña creadora, como atalaya de todo ese pensamiento sin tiempo que habita en cada palabra escrita por Shakespeare.

Te aseguro Stratford, dijo el poeta, ‘‘que nada ajará tu eterna primavera, ni perderás la posesión de tu reconocida hermosura; ni la muerte se jactará de verte errar en su sombra, cuando en versos inmortales se acreciente tu nombre de edad en edad’’.

Sólo resta el silencio

El Warwickshire Avon es un río de aguas calmas que abunda en asociaciones históricas y literarias. Stratford está situado aproximadamente en la mitad de su curso.

Levi Fox, ex director del Shakespeare Birthplace Trust, recuerda que el río se ensancha antes del pueblo ‘‘formando un amplio y hermoso tramo’’. En un costado, se conservan praderas que ahora sirven para el esparcimiento público. En la otra, el Royal Shakespeare Theatre, que domina las cabañas de Waterside. Y más atrás, como asomándose, la torre de la Iglesia de la Santísima Trinidad.

Stratford tiene en sus caminos y muros una historia registrada de más de mil años, y sus calles aún llevan los nombres medievales con que fueron bautizadas. Situado al centro de una activa área rural, tiene una cierta actividad económica. Sin embargo, nada de eso y ni siquiera el cuidado con que se conservan muchas de sus viejas construcciones, es lo que verdaderamente importa. Sucede que en Stratford-upon-Avon nació y murió William Shakespeare: Will Power.

Según mapa de Samuel Winter, dibujado hacia el 1759, el centro del pueblo comprendía tres calles paralelas al río y tres en ángulo recto, con algunas sendas secundarias.

La característica predominante de su estilo arquitectónico es el tan famoso enrejado de madera propio del período Tudor. Muchas de sus construcciones primitivas tenían el techo de paja, pero el peligro de los incendios hizo optar a sus habitantes por las tejas.

Con el tiempo y debido en parte al hecho de que la ciudad es hoy centro cultural y turístico internacional, un importante número de nuevos edificios ha tomado su lugar al lado de los antiguos.

De interés especial es el Royal Shakespeare Theatre, un polémico ejemplo de la discutible arquitectura de los años treinta, junto con el algo más nuevo Swan Theatre y el Shakespeare Centre.

Casi todo en Stratford llama a recordar. Pero esta imagen no resulta artificial, tal cual sucede en muchos pueblos del mundo que se venden como reproducciones de época.

Un silencio de templo se escucha incluso en la excitación de la primera visita. Si los espíritus de los personajes existen, y qué duda cabe que así es, los de las creaturas de Shakespeare no podrían sino vivir en Stratford.

Os apoderáis de mi casa...

A pesar de las elucubraciones, los hechos de la vida de William Shakespeare parecen estar bien claros. Nació el 23 de abril de 1564 o en una fecha muy próxima a ésta, unos días antes o unos días después. Su padre, John Shakespeare, era comerciante de guantes y lana, y llegó a ser alguacil del pueblo en 1568. Su madre, Mary, fue una de las hijas de Robert Arden, agricultor de Wilmcote.

La cabaña donde nació Anne Hathaway en 1556 está en Shottery, una villla cercana a Stratford

Se dice que William se educó en la escuela de la localidad. Cuando tenía 18 años se casó con Anne Hathaway y poco después abandonó Stratford con destino a Londres, donde pronto triunfó como actor y luego como dramaturgo.

Sus éxitos le significaron riqueza, que invirtió en propiedades. En 1597 compró New Place y se retiró a ésta en 1610. Murió en 1616, a la edad de 52 años, y fue sepultado en la Holy Trinity Church, donde se puede encontrar su tumba y monumento.

La historia cuenta que en Stratford, en 1769, se realizó un festival de tres días, organizado por el actor David Garrick. Este declamó su ‘‘Oda Shakespeariana’’, y la muestra también incluyó serenatas, un baile de máscaras, procesiones, fuegos artificiales y carreras de caballos por las praderas de Shottery. Sin embargo, no se representó ni una obra del dramaturgo.

Pero el interés en él no decayó. Por el contrario, ya desde entonces se empezaron a tejer historias de leyenda.

Es famoso el caso de Mrs. Hornby, quien fue guía en la casa del nacimiento desde 1793 hasta 1820. En su ‘‘Sketch Book’’, Washington Irving, que conoció el lugar en 1815, describe una larga lista con las antiguedades que lucía Mrs. Hornby. Entre ellas, ‘‘el mango destrozado del mismo arcabuz de mecha con el cual Shakespeare disparaba a los venados en sus partidas de caza’’, ‘‘su caja de tabaco, la que demuestra que fue un rival fumador de Sir Walter Raleigh’’, ‘‘la espada con la que interpretó a Hamlet’’ y ‘‘el farol con el cual Fray Lorenzo descubrió a Romeo y Julieta en la tumba’’.

Ruda para vos, Mrs. Hornby

Desde entonces, Stratford se llenó con miles de aficionados a la literatura y también muchos artistas, que viajaban especialmente para conocer el humilde y natural entorno en que se gestó la mente del dramaturgo. Es el caso, por ejemplo, de Sir Walter Scott, quien con reverencia recorrió los sitios principales junto a su hermana y que, sin dejar de admirar la ciudad y los documentos preservados, lamentó el mal gusto del monumento funerario.

Cuando la casa donde nació el poeta se ofreció en venta en 1847, el asunto fue una noticia de tal impacto que se generó un llamado público para recaudar fondos con el propósito de asegurar la compra para su conservación como monumento nacional. La propiedad se vendió en tres mil libras y un fideicomiso que se conoce con el nombre de Trustees and Guardians of Shakespeare's Birthplace se hizo cargo de su administración.

Siempre contribuyendo a la conservación de la herencia física de Stratford, esta institución ha adquirido New Place (donde el autor falleció), la cabaña de Anne Hathaway (esposa de William) y la casa donde vivió Mary Arden, madre de Shakespeare. Además, se ha creado una biblioteca, un museo y el Shakespeare Centre, que cuenta con instalaciones para investigación y una amplia gama de actividades académicas.

Y llovieron lágrimas


El culto moderno al dramaturgo en Stratford debe mucho a la producción de obras en el Royal Shakespeare Theatre.

Aunque durante el siglo XVIII se le representó frecuentemente en teatros temporales, recién en 1827 se construyó una sala especial.

Casa de la hija de Shakespeare, Susanna, y de su esposo Dr. John Hall. Está en la parte antigua de Stratford

Esto fue en Chapel Lane, como parte de un festival que planeó el Club Shakespeare. Esta entidad no obtuvo buenos resultados, pero 10 años después de las celebraciones del tercer centenario, se estableció la Shakespeare Memorial Association. Su fundador, Charles Flower, cervecero local, hizo realidad el Shakespeare Memorial Theatre, que precedió al actual edificio, inaugurado en 1879.

Desde esa época hasta estos días no ha pasado ni un solo año sin la producción de un festival con las obras del dramaturgo. El teatro ahora tiene su propia compañía permanente, la Royal Shakespeare Company.

Gran parte de la actividad actual de Stratford se concentra sobre la figura del poeta. El comercio ha aumentado y también las actividades artísticas y estudiantiles. El público en general es cuidadoso y está constituido principalmente por cultores del arte dramático, estudiantes universitarios y muchos alumnos de enseñanza media. Además, artistas y artesanos trabajan diariamente haciendo miniaturas articuladas de los principales personajes, se venden libros, lápices, ropa y videos con producciones de la BBC y versiones en dibujos animados de las obras más importantes.

Siempre hay fiesta en Stratford, aunque las celebraciones oficiales se inician el día 23 de abril. El almuerzo del natalicio, con sus brindis tradicionales dedicados a ‘‘la inmortal memoria de William Shakespeare’’ y ‘‘al teatro’’, es el acontecimiento principal del día, y a éste preceden el despliegue ceremonial de banderas en las calles centrales y la procesión floral hasta la tumba.

En 1862, el Trustees of Shakespeare's Birthplace empezó a reunir una colección de material original, que comprende libros, manuscritos, fotos y piezas de museo, que ilustran la vida, época y obras del dramaturgo.
Actualmente, esta colección es una biblioteca especializada que se ubica en el Shakespeare Centre. La utilizan eruditos e investigadores de todo el mundo.

‘‘Las colecciones de Stratford son mucho más ricas que lo que se aprecia en general’’, escribe Levi Fox. ‘‘Hay copias no sólo de los primeros cuatro libros en folio, sino de varios de los primeros y últimos libros junto con prácticamente todas las ediciones de las obras publicadas del poeta, como también ediciones de obras individuales. Hay también traducciones a más de 70 idiomas’’.

Una de las principales atracciones es la hermosa villa de Broadway

La historia del teatro ocupa un lugar importante en los archivos, así como la del Festival de Stratford y los registros de producción y textos puntuales del Royal Shakespeare Theatre.

Pero Will no está solo. También hay libros ingleses que se publicaron entre 1529 y 1640; crítica e historia dramática de otros autores, en especial isabelinos y jacobinos; historia local y topografía de Stratford-upon-Avon y Warwickshire; y una gran cantidad de material gráfico y vestuario.

No es cierto que todos los muertos de Shakespeare desaparecieron, como asegura Nicanor Parra. Todos ellos o sus fantasmas viven en Stratford. Así está escrito en cada piedra de la ciudad y en la memoria de todos los que la han visitado un día.

Allí, nadie bebe la pócima de la Reina. Más bien, algunos apuran una copa junto a Falstaff, acompañan a Hamlet en su silencio y a Lear en su vieja niñez, o son besados dulcemente por Cordelia.

A Stratford conviene ir con la Amada; no hay que dejar de hacerlo. Traerá de vuelta consigo un poco de romero, para la memoria, y trinitarias, para los pensamientos.

Ofelia vuelve a morir cada día en el Avon.

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