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"Enrique
VI":Memorable presentación de la Royal Shakespeare Company La visita de una
compañía de teatro extranjera del prestigio de la Royal
Shakespeare Company es, para nuestro medio tan distante de los centros
culturales del mundo uno de los hitos más significativos del
último tiempo. La presentación por la Royal Shakespeare Company de "Enrique VI'' (Parte 3), una de las obras de la serie histórica de Shakespeare, nos invita necesariamente a revisar esta área de su dramaturgia para explicar cuáles fueron las motivaciones del artista al recrear la historia de Inglaterra, cuál fue su mirada y qué forma dio a muchos de los eventos más sensibles y conflictivos, tomados de distintos momentos históricos. Si pensamos que el teatro es uno de los vehículos de comunicación de mayor impacto y que lo fue intensamente para los isabelinos, podemos coincidir que la obra histórica de Shakespeare cumple, en primer lugar, el propósito de contar y exaltar a las grandes figuras de la historia de Inglaterra. El dramaturgo, además, ofrece una galería de personajes fascinantes, observados desde muy distintos ángulos, que expanden la realidad histórica y la llevan hacia un proceso donde se confunden los ideales de toda una época, los sucesos reales, las grandes tensiones políticas, religiosas, familiares, sociales, sicológicas y culturales. De esta forma, las tragedias históricas nos proveen de un material inmenso y son una forma de conocimiento acerca de la naturaleza más profunda del monarca, sus obligaciones, sus valores; una exploración de los mundos públicos y privados; un cuestionamiento del poder y las prácticas del poder; un estudio de la transición de lo medieval a lo renacentista; una visión del derecho divino del rey y de la "razón de estado'. En fin, todos temas que el genio de Shakespeare ha transformado en historias que trascienden el tiempo y la geografía, para iluminar cualquier época y lugar donde el antagonismo político enceguece a gobernantes y gobernados, generando guerra, muerte y desastre. En la historia particular de "Enrique VI'', somos testigos de la lucha de dos ramas familiares: los York y los Lancaster. Unos y otros se adjudican el derecho a la corona de Inglaterra, acusándose de usurpadores, traidores y asesinos. La obra es una sucesión de batallas, que van alternando la victoria de uno y otro bando, mientras la figura del rey Enrique VI sucesor del glorioso Enrique V surge aislada, como el único a quien los acontecimientos exceden los valores de la guerra, el reino y la sucesión. Se trata de un rey aparentemente débil e irresponsable, sin embargo, de una personalidad que busca otro camino, con ecos de una opción religiosa que lo acerca a la santidad, con signos de una melancolía perturbadora y también con rasgos de una visión política contraria a la época, la de poner fin a la guerra, posponiendo el honor y la familia. "Enrique VI'' nos presenta el mundo en estado de guerra continuo, donde el agravio y la venganza son las únicas formas de demostrar el poder sobre el otro. Los encuentos sucesivos entre las partes así lo demuestran, generando un pesado clima de traiciones y el odio entre hermanos y familiares. Hay ejemplos de gran espectacularidad en este sentido, no sólo por el número de batallas, también por la lucha verbal que la carga y potencial del lenguaje de Shakesperare hacen aparecer como el arma más destructiva. En esta obra, donde la acción básica se repite, puesto que todo se resuelve a través de la lucha, resulta difícil imaginar una proposición escénica para todos estos cuadros de similar contenido dramático y teatral. Sin embargo, cualquier interrogante al respecto se disipa ante la extraordinaria puesta en escena ofrecida por la Royal Shakespeare Company, dirigida por Katie Mitchell. Esta versión de "Enrique VI'' conjuga todos los elementos del espectáculo en una forma clásica, austera, de gran plasticidad, de refinado dinamismo y con grandes aciertos teatrales. Ya en el diseño de la escenografía se aprecia la simplicidad del espacio y de los símbolos para organizar la acción de la obra. Los colores, las formas y las texturas utilizadas en general, y en particular, en los vestuarios y accesorios también se unen para participar de un mismo propósito: exaltar las emociones y pasiones esenciales que mueven a los personajes. La cohesión del grupo es uno de los puntos que más llama la atención en este montaje caracterizado por una dinámica excepcional, junto a un trabajo de actuación notable de los roles de la reina Margarita, el rey Eduardo, Warwick, Clifford y el duque de Gloucester, interpretaciones que inundan el escenario con la fuerza del cuerpo, la expresión gestual y la palabra. Momentos como la muerte de Warwick, el intercambio de insultos entre la reina y el duque de Warwick, el discurso de la reina a sus soldados, la respuesta de la reina ante la muerte de su hijo, hacen de esta puesta en escena una experiencia inolvidable. Cada batalla trae consigo una nueva escena, que el mesurado trabajo de la joven directora británica conduce en tal forma, que el impacto de la muerte y la derrota, no terminan de conmovernos. Uno y otro recurso escénico cumple una función precisa dentro del ritmo de la guerra y del funeral, en especial, la música, el canto y la percusión; también los ruidos y los diversos sonidos de la naturaleza (animales y aves) representan un claro reflejo de las imágenes más recurrentes de esta historia: la animalidad como característica humana exacerbada. La presentación
memorable de "Enrique VI'' por la Royal Shakespeare Company confirma
un trabajo integral y artístico del más alto nivel, para
mostrarnos una obra cuyas resonancias en todo orden, la hacen patrimonio
universal. Esta iniciativa del Consejo Británico constituye un
estímulo y un regalo muy necesarios para la cultura dramática
de nuestro país.
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