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La
palabra calve fue Shakespeare Así se resolvió el dilema al término de la reciente ceremonia de entrega de los premios Oscar, la más larga de toda su historia. La figura del dramaturgo inglés, la del irreverente comediante Roberto Benigni y la del estudio Miramax se alzaron con el título de grandes triunfadoras. La ceremonia de los Oscar fue en gran parte como el discurso de aceptación de Roberto Benigni: larga, llena de sorpresas y a veces difícil de entender. Más de cuatro horas de ceremonia - la más larga de la historia- favorecieron estrechamente a un dramaturgo desaparecido hace 400 años y recompensaron al amor por sobre la guerra, cuando la cinta romántica "Shakespeare apasionado" acaparó siete premios, incluyendo el de mejor película y el de mejor actriz: Gwyneth Paltrow. La violenta épica de la segunda Guerra Mundial "Rescatando al soldado Ryan", principal favortia, debió conformarse con "apenas" cinco Oscar, incluyendo el de mejor director para Steven Spielberg, pero, en general, restringidos a categorías de carácter técnico. Así, el mayor triunfador de la noche fue el maestro de la lengua materna de Hollywood, William Shakespeare, aunque fuera por una versión ficticia sobre su vida amorosa.
Sin embargo, Benigni puede considerarse como el vencedor "sentimental" de la velada, gracias a su exuberante personalidad demostrada al recibir dos de los tres Oscar que consiguió su filme "La vida es bella". Premiado como mejor actor, Benigni se convirtió en el segundo protagonista de una película de habla no inglesa que recibe una estatuilla, después de Sofía Loren en 1961 por "Dos mujeres". "Éste es un momento de gozo y quiero besar a todo el mundo", dijo Benigni al aceptar el Oscar a la mejor cinta extranjera, tras llegar al escenario caminando sobre los espaldares de las butacas. Más tarde, al aceptar el de mejor actor, el comediante estalló en emocionadas expresiones de alegría, pronunciadas en un inglés fragmentado y diciendo cosas como que deseaba "hacer el amor con todo el mundo". Si a veces fue difícil descifrar a Benigni, también lo fue la ceremonia, que registró una declinación de 21 por ciento en la teleaudiencia en relación con el año pasado, cuando "Titanic" arrasó con las estatuillas. "Shakespeare apasionado" ganó como mejor película, pero su director, John Madden, se fue en blanco. Gwyneth Paltrow ganó, pero su coestrella, Joseph Fiennes, ni siquiera era candidato. Y el premio a la británica Judi Dench dio un nuevo significado al término actriz de reparto: Como Isabel I, Dench apareció ocho minutos en la pantalla, pero aún así se llevó el Oscar. Quienes no podrían sentirse más satisfechos, en todo caso, son los ejecutivos del estudio Miramax Films, que produjo "Shakespeare apasionado" y distribuyó "La vida es bella". La compañía de los hermanos Bob y Harvey Weinstein dio el domingo una incuestionable muestra de poder, al acumular diez estatuillas en total. Confirmaron así la efectividad de sus agresivas campañas de marketing, que en el pasado hicieron triunfar a títulos como "El paciente inglés" y que ahora lograron lo que parecía imposible: derrotar a Spielberg y su "Soldado Ryan". Pero aún cuando su filme no conquistó los premios que se suponía, Spielberg triunfó a título personal por partida doble: como director y como productor ejecutivo de "The last days", el filme sobre el holocausto galardonado como mejor documental. Los grandes perdedores fueron otros: Brasil, ilusionado con estatuillas para "Estación Central"; Australia, representada por tres actores (Cate Blanchett, Geoffrey Rush y Rachel Griffiths) y un director (Peter Weir), ninguno de los cuales consiguió un Oscar; y el cineasta Terrence Malick, responsable de "La delgada línea roja", cuya visión sobre la segunda Guerra Mundial no ganó nada, pese a siete candidaturas. Por fortuna para los organizadores, el momento más controversial de la ceremonia pasó rápido, cuando el director Elia Kazan, condenado por muchos por haber delatado a sus pares en 1952, durante la llamada "caza de brujas" de Hollywood, recibió un Oscar honorario. Muchos miembros de la concurrencia aplaudieron sinceramente, algunos de pie, mientras que otros, como los actores Nick Nolte y Ed Harris, permanecieron sentados en silencio. Hasta ahí llegó la polémica. Hablan los vencedores La imprevisibilidad de algunas elecciones de la Academia de Artes de Hollywood quedó reflejada en la sorpresa de muchos ganadores.
James Coburn, ganador del primer Oscar de su larga carrera, como mejor actor de reparto por el drama "Affliction", lo dejó en claro: "Mi carrera estuvo bloqueada durante años por la artritis. Hubo momentos en los cuales perdí la esperanza de volver a actuar", dijo el actor. "Poder apretar ahora en mis manos esta estatuilla me parece un sueño". La actriz Judy Dench fue la más perpleja por el Oscar que obtuvo su breve participación en la premiada "Shakespeare apasionado". "Fue una enorme sorpresa. Creía que mi parte había sido demasiado limitada para un Oscar. Pienso que por ocho minutos, solamente debería llevarme un pedacito", dijo con una sonrisa. Por su parte, Gwyneth Paltrow, vencedora del Oscar a la mejor actuación femenina por "Shakespeare..." confesó que "apenas oí mi nombre, me quedó la mente en blanco y me temblaban las piernas. Estaba muy excitada, pero sobre todo sorprendida. Sin mi familia no habría llegado hasta aquí, no podría tener este Oscar en mis manos", dijo. Entretanto, el presidente de la Miramax, Harvey Weinstein, reiteró que la Dreamworks de Steven Spielberg había gastado en la publicidad de "Soldado Ryan" mucho más que lo que él había invertido para "Shakespeare apasionado". "De todas formas estoy dispuesto a acordar una tregua", añadió. "Tenemos que parar esta carrera al alza. Antes, la gente era criticada por no apoyar lo suficiente sus propios filmes, no por el comportamiento opuesto". "¿Qué cambiaría del show?", le preguntó un periodista al actor italiano Roberto Benigni tras la ceremonia. "¿Cambiar el show? Por favor... Gané tres Oscar. Está perfecto así. No hay que cambiar nada", contestó eufórico el protagonista de "La vida es bella".
La alegría de los italianos y la satisfacción británica contrastaron con la desilusión del pueblo brasileño al término de la estelar ceremonia de entrega de los premios Oscar. Los brasileños repletaron bares y clubes nocturnos hasta avanzadas horas de la madrugada para apoyar a la cinta "Estación Central" y a su protagonista, Fernanda Montenegro, que postulaban como mejor película extranjera y mejor actriz, respectivamente. Ninguno de los dos salió airoso la noche del domingo en Los Angeles, apenando a millones de compatriotas que siguieron la transmisión de la ceremonia con un fervor que hizo recordar la pasión de los partidos de la Copa Mundial de Fútbol del año pasado. La gente se arrodilló a rezar frente a gigantescas pantallas de televisión cuando Sofía Loren se preparaba a anunciar el premio a la película extranjera, sólo para quedar con las manos vacías tras horas de suspenso. Los principales diarios brasileños reflejaban ayer la decepción nacional, con amplios titulares y editoriales en los cuales se identificaba como culpables de la derrota a la película italiana "La vida es bella" y a la productora Miramax, que invirtió grandes sumas de dinero en promocionar la cinta de Roberto Benigni. Por su parte Walter Salles, el director de "Estación Central", reiteró que las nominaciones habían puesto firmemente a Brasil en el mapa cinematográfico internacional. "Volveremos. Fue bueno demostrar que el cine brasileño vale y que Brasil vale", dijo Salles al diario "Jornal do Brasil" después de la ceremonia de Los Angeles. En contraste, los tres Oscar conquistados anoche por "La vida es bella" crearon en Italia un clima de euforia propular y renovada confianza en el cine local, donde la máquina comercial y los productores se han puesto en rápido movimiento. Ayer, en los laboratorios cinematográficos romanos de Cinecittá ya se estaban imprimiendo nuevas copias del filme, puesto que apenas abiertas las oficinas los técnicos se encontraron con un primer pedido llegado desde Alemania. El domingo hubo tres ciudades italianas que prácticamente no durmieron siguiendo las peripecias de la premiación en directo por televisión, proyectada en pantalla grande y en plaza pública. Ellas fueron Castiglion Fiorentino, donde nació Benigni hace 46 años; Vergaio, donde vivió muchos años y donde vive aún toda su familia; y Arezzo, donde se filmó la película. A pesar de la lluvia y la hora (casi las cinco de la mañana), Vergaio estalló en una larga ovación con gente que lloraba y gritaba, entre ellos compañeros de escuela de Benigni, poetas improvisados, parientes, las dos hermanas del comediante, Albertina y Bruna, y amigos célebres. Luigi Benigni, padre del cineasta italiano, señaló estar "feliz porque Roberto ha repetido siempre que han sido mis historias de la guerra y de la prisión las que inspiraron su película. No habría imaginado nunca que los sufrimientos, los sacrificios y los riesgos afrontados en aquellos días pudieran significar una alegría tan grande". Autoridades de gobierno, productores, empresarios y estrellas italianas hicieron públicas sus felicitaciones a Benigni, calificando los premios como "la gran esperanza" del cine italiano. A ellos se sumó el premio Nobel de Literatura Dario Fo, quien se manifestó "orgulloso de ser italiano y compatriota de Benigni", por "demostrarnos que reír no es una falta de seriedad, sino todo lo contrario". En tanto, los británicos, incluido el primer ministro Tony Blair, se felicitaron por la lluvia de Oscares que ganó "Shakespeare apasionado". "Ha sido una magnífica noche para el talento británico. Felicito efusivamente a todos los ganadores", declaró Blair pocas horas después de la entrega de los premios en Los Angeles. "La popularidad de Shakespeare es más perenne que nunca", dijo la portavoz de la Royal Shakespeare Company, Kate Hunter, quien espera una agitada temporada de verano (boreal). "Es muy bueno para el negocio. Esta es una celebración de todo lo relacionado con Shakespeare". Potenciadas por la película, las reservaciones para la temporada de 1999 en el Royal Shakespeare Theatre de Stratford, la sede veraniega de la compañía, ya superaron los dos millones de libras esterlinas (3,25 millones de dólares).
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