"Estos resultados nos confirman que la pandemia ha afectado a todas las familias, pero nos permite mirar con detención a aquellos que están viviendo una situación más compleja y que requieren de un mayor apoyo en estos momentos difíciles", aseguró este jueves la ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, al presentar las conclusiones de la Encuesta Social covid-19, un estudio que busca caracterizar los efectos socioeconómicos directos e indirectos que ha generado la pandemia en los hogares del país.
El trabajo, que fue realizado durante el mes de julio y abarcó a aproximadamente cinco mil viviendas en todas las regiones del país, arroja resultados preocupantes: 59,4% de los hogares declaran haber disminuido sus ingresos totales durante la emergencia, y 41,5% estima que bajaron a la mitad o menos de los que percibían previo a la crisis. Un 3,1%, en tanto, declaró que se redujeron a cero.
Otro dato que llamó la atención es que el porcentaje de viviendas que declararon que sus ingresos "no les alcanzan" para financiar sus gastos pasó de 16,5% antes de la emergencia a 48,8% en la actualidad. En tanto, quienes reportan que sí les alcanza bajaron de un 83% del total a un 51%.
"Si bien la crisis ha afectado de manera transversal a distintos grupos de hogares, son los hogares liderados por mujeres, aquellos de los quintiles más vulnerables y los con presencia de niños, niñas y adolescentes los que enfrentan una situación más compleja", advirtió la subsecretaria de Evaluación Social, Alejandra Candia.
El estudio fue elaborado por Desarrollo Social, junto al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), quienes trabajaron de manera colaborativa. Los resultados, afirmó la representante residente del PNUD en Chile, Claudia Mojica, "permitirán el diseño de respuestas para asegurar una recuperación que sea inclusiva, que no deje a nadie atrás", aseguró. Según el organismo, se espera que 2020 sea el primer año en que el Índice de Desarrollo Humano caiga.
Endeudamiento y "estrategias" para disminuir gastos
La encuesta entregó un panorama de la situación laboral a nivel nacional, mostrando que durante la pandemia un 38,4% de los hogares disminuyó su número de personas "ocupadas" en un trabajo remunerado. Durante el desarrollo de la emergencia, 27,4% de las viviendas ha declarado no tener a ninguno de sus miembros con trabajo, mientras que antes del virus ese porcentaje se situaba en 13,9%. De ellos, los más complicados son los dirigidos por mujeres (30%) y los que pertenecen a los dos quintiles más pobres (40%).
Además de la pérdida de ingresos, se observa que un 53,7% de los hogares redujo sus activos a través de la venta de bienes, el uso de ahorros o el arriendo de propiedades, además de un 40% de hogares que pidió dinero prestado. De ellos, los quintiles de menores ingresos recurrieron más a préstamos de familiares o conocidos, los medios a tarjetas de crédito y el más alto es el que presenta mayor solicitud de créditos en entidades financieras.
38,4% de los hogares disminuyó su número de personas ocupadas durante la emergencia
Para reducir los gastos, los hogares muestran que han intentado disminuir el dinero invertido en alimentación (54,6%) y la interrupción en el pago de servicios básicos, como gas, agua y luz (44,1%). Entre los hogares que tienen integrantes menores de 25 años, un 5% dejó de pagar, congeló o aplazó estudios en educación superior, otro 5% en educación básica, media o escolar, y un 4% de jardín infantil o preescolar.
Esto es indicado por el estudio como una "señal de alerta" que debe ser "monitoreada de cerca", al igual que la disposición a postergar atenciones de salud (65,6%) o un posible crecimiento de la inseguridad alimentaria, que ha sido experimentada en forma moderada a severa por uno de cada cinco hogares.
También se destaca un nivel importante de personas que presentan niveles de moderados a severos de ansiedad, depresión o una mezcla de ambas (21,4%) y un 32% que lo manifiesta en forma "leve", lo que constituye más de la mitad de la muestra. El estudio sugiere que estas características deben ser foco de políticas sociales durante este periodo, con especial cuidado en los hogares con adultos mayores.
