Santidad

Sólo 21 años demoró el proceso de canonización de Josemaría Escrivá de Balaguer.

 

El mismo día de su fallecimiento, el 26 de junio de 1975, comenzó el incesante peregrinar de fieles frente al cuerpo de quien ya tenía fama de santo. Eso motivó que al cumplirse los cinco años de su muerte, 69 cardenales y más de mil 300 sacerdotes de todo el mundo elevaran la solicitud para su beatificación.

 

El 19 de febrero de 1981, el cardenal Ugo Poletti promulgó el decreto de Introducción de la Causa e inmediatamente se comenzaron a recibir testimonios que daban muestras de su santidad.

 

No pasaron nueve años, cuando el 9 de abril de 1990, el Papa Juan Pablo II declaró sus virtudes heroicas y el 17 de mayo de 1992, en una ceremonia celebrada en la Plaza San Pedro, fue beatificado.

 

El milagro que lo convirtió en beato había ocurrido en 1976, en la persona de una religiosa que estaba enferma de cáncer en fase terminal y recuperó la salud repentinamente.

 

La causa siguió su camino en manos de la Congregación para las Causas de los Santos la que recibió una carta, con fecha marzo de 1993, en la cual se daba cuenta de la curación del médico español Manuel Nevado Rey.

 

Nacido en 1932, especialista en traumatología, durante casi quince años operó fracturas y otras lesiones exponiendo sus manos a los Rayos X. Empezó a realizar este tipo de intervenciones quirúrgicas con mucha frecuencia, a partir de 1956. Los primeros síntomas de la radiodermitis empezaron a manifestarse en 1962, y la enfermedad fue empeorando hasta que, en torno a 1984, tuvo que limitar su actividad a la cirugía menor, porque sus manos estaban gravemente afectadas, e incluso dejó totalmente de operar en el verano de 1992.

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Diseño: Paulo Correa | Contenido: María José Errázuriz