Las nuevas voces

La canción francesa dista mucho de ser hoy un souvenir nostálgico. Una rápida revisión a los rankings de ese país repite nombres diversos y vitales. Acaso sea esa fuerza y vocación de mezcla lo que caracterice a los músicos franceses menores de 45 años. Superaron ya las etiquetas de género y no tienen problemas en combinar trova, pop, tecno y reggae, por ejemplo. Aprendieron de Serge Gainsbourg las bondades del desprejuicio, y hoy pueden mostrar una ductilidad musical que tienen muy pocos creadores ingleses.

Lo más conocido en Chile de esta nueva corriente es la música de baile. No hablamos del disco francés (Cerrone, Patrick Hernandez) que intentó hacer bailar a Europa durante los años 70. Mucho más sólida ha sido la oleada electrónica que, durante los años 90, ubicó a Francia como un centro neurálgico de creación bailable. Ya se conocía el trabajo de Jean Michel Jarre. Pero el movimiento propiamente tal no se armó sino hasta que un grupo de DJs y compositores electrónicos dio vida al llamado "french-touch": Laurent Garnier, Daft Punk y su exitoso Homework y la estela que dejó su éxito: Air, Cassius, Stardust, Bob Sinclair, Dimitri from Paris, Kojak. Son todos grupos muy diversos, que van del kitsch al funk, del disco al ambient. Quizás sea esa mezcla la que los distinga, despreocupados como son por inscribirse dentro de un solo género.

Air

Disco Forever,
de Dimitri from Paris

En muchos de ellos hay un tono nostálgico y de tendencia retro (viejas baterías programables, vocoder). Es el tecno después del ecstasy, por ilustrarlo de algún modo. Los Air -fundamental es su Moon Safari- se definen como un grupo "romántico" y dicen hacer música "que suena como la que había cuando éramos niños y las cosas no eran tan complicadas". Existe en estos músicos una ingenuidad incluso estética que refresca sobremanera los códigos del tecno internacional. Es tecno incluso para quienes no quieren bailar, pues el joven francés también necesita de música suave que ambiente su mundo delicado.

El rock francés no gozó de gran credibilidad, al menos durante los años 60. Toda la generación de los llamados "ye-yes" intentó llevar a París los modos más llamativos de la invasión británica, pero la mezcla de vino y gritos parecía no funcionar. A partir de los años 80, el grupo Noir Désir fue uno de los primeros en lograr éxito y respeto de modo simultáneo. En su línea de creación incisiva y destemplada, muy preocupada de la letra mas no de su imagen, le siguieron bandas como Louise Attaque.

Manu Chao

Acaso la vertiente rock más interesante sea aquella que se ha forjado sobre la base de la mezcla étnica. La cumbre la marca Mano Negra, el grupo original del francocatalán Manu Chao. Es música tan festiva como política, que no desdeña la raíz folclórica, y que tiene en Les Negresses Vertes a algunos de sus principales seguidores.

Quizás la esencia más pura de la canción francesa se mantenga hoy en la labor de cantautores, deudores en su cuidado literario del trabajo de Trenet o Brassens, pero también fuertemente influenciados por el trabajo en inglés de gente como Bob Dylan, los Beatles o Leonard Cohen, nombres que han hecho de su trabajo musical un vehículo poético.

Son muy diversos en estilo. Miossec, Dominique A. más dulce, Dick Annegarn, Yann Tiersen (el creador de la banda sonora del film Amelie) y Thomas Fersen, excéntrico. Los une su actitud atrevida, su preocupación por dotar a sus composiciones de una carga emotiva, aunque buscan, desde el idioma universal del pop que su trabajo adquiera un alcance global.

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