Los románticos

Serge Gainsbourg

¿No es redundante hablar de "franceses románticos"? Dentro del inevitable tono apasionado que sugiere el canto en francés, ciertos autores han redoblado la dosis de afección para producir discos de un romanticismo sin par. Se les escucha pensando en la mezcla de emociones derivadas de la intensidad amorosa, pero no a la manera despreocupada e ingenua que suelen adoptar los estadounidenses, sino con todo el desgarro, la confusión, la ilusión y la dependencia que también incluye el encuentro de pareja.

No es la devoción del bolero ni la ternura del pop. El cantor francés se pasea por la amplia gama de sensaciones presentes en una relación amorosa, y esa versatilidad la cultivó de un modo inigualable el gran Serge Gainsbourg (1928-1991), un multiartista -pues, además de actuar y cantar, destacó en la pintura y la literatura- que exploró como ningún otro músico francés las posibilidades expresivas de la canción pop. Integró en sus composiciones percusión africana, reggae, folklore, rock y guiños a la TV y el circo, por ejemplo. Bajo su pose de mujeriego provocador -el amante de Brigitte Bardot y esposo de Jane Birkin que quemó un billete de 500 francos en televisión y grabó una versión reggae de "La Marsellesa"-, cultivaba una sensibilidad delicada, capaz de conmovedores versos de amor y una excepcional comprensión del mundo femenino. Hizo canciones para la Bardot, para Juliette Gréco, Dionne Warwick y Françoise Hardy. Feo y vicioso, parecía sin embargo un seductor. Su canto era un susurro, pues su fuerza se anclaba en la profundidad de sus versos y la riqueza de sus arreglos.

Joe Dassin

Francis Cabrel
Alain Bashung
Michel Polnareff

Casi todos los cantautores franceses le deben algo a Gainsbourg, un artista que estiró su creatividad más allá de sus decenas de cigarrillos por día, su crónica cirrosis hepática y su fama de amante maldito. Más joven, Joe Dassin (1938-1980) fue una suerte de versión sanitizada de esa vocación de seductor; un cantautor que extendió varios códigos de conquista en canciones que llegaron a ser muy populares en Chile -pues grabó muchas de ellas en español-, como "A toi" ("A ti"), "Et si tu n'existais pas" ("Y si tú no has de volver") y "L´été indien". Su imagen de hombre bueno se correspondió con canciones de melodías amables y arreglos sobrios, sin pretensión mayor que la difusión radial. Nacido en Nueva York, Dassin desarrolló toda su carrera musical en Francia y le entregó a ese país numerosos himnos localistas, como "Les Champs-Elysées". La fiebre del "disco" en los 70 lo llevó a intentar incursiones en el baile con traducciones para, por ejemplo, "No woman, no cry" de Bob Marley ("Si tu penses à moi"). El cuarto ataque al corazón de su vida, lo mató en Tahiti antes de cumplir los 42 años.

Más cercano a la trova, Francis Cabrel es otro de los nombres románticos populares en Chile, principalmente por su versión en español de "Je l'aime à mourir" ("La quiero a morir"). La guitarra acústica le es suficiente para construir composiciones sobrias pero expresivas, que han resultado de gran influencia para cantautores contemporáneos, como Dominique A. De su misma época, Alain Bashung logra hasta hoy difusión en Francia, a través de canciones de un peso más rockero, pero siempre centradas en el conflicto amoroso. Mucho más radical -por su extravagancia- Michel Polnareff mantuvo, durante los años 60 y 70, la reflexión romántica entre arreglos psicodélicos y folk. Es el más reciente nombre en ser rescatado por los jóvenes franceses, quienes no dejan de sorprenderse de su visionaria vocación de mezcla. Nombres tan importantes como Nick Cave y Pulp han grabado temas suyos.

 

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