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Celia Cruz, ¡azúcar!
(1924?, La Habana / 2003, New Jersey)


“La salsa no es una música a la moda y no puede pasar con la moda. La salsa es un bichito que se mete por los ojos y los oídos, y cuando te llega al corazón estalla y no puedes evitarlo”.

Fue siempre la reina de la salsa de Cuba, aunque con los años se acercara al pop y de Cuba no supiera sino que de oídas. Desde su exilio de la isla, en 1960, Celia no volvió a pisar sus tierras, y no perdió ocasión de hablar contra la dictadura castrista, convirtiéndose, por ello, en una figura emblemática de la resistencia en Estados Unidos. Simpática, excesiva, morena y adorada por los estelares chilenos, Celia Cruz jamás confirmó su edad, y su fecha de nacimiento es uno de los mayores misterios de su biografía. Pese a sus glamorosos últimos años, sus inicios fueron muy pobres. Tras algunos años de esfuerzos adolescentes, Cruz encontró la primera vitrina de importancia en la famosa Sonora Matancera, con quienes grabó su primer disco, en 1957, y permaneció quince años. Exiliada en Estados Unidos tras la revolución castrista, Celia encontró un lugar en la orquesta de Tito Puente, con quien colaboró durante décadas. Pero la cubana también fue parte de Fania All Stars y la orquesta de Johnny Pacheco. Su discografía es una muestra interesante de parte de lo mejor de la salsa anclada en Nueva York, aunque sus éxitos radiales no la dejaran salir de “La vida es un carnaval” o “La negra tiene tumbao”. Un auditor curioso tiene la obligación de conocer a Celia Cruz más allá de sus tinturas y sus gritos de “¡azúcar!”. Con la mirada atenta de su marido durante 41 años, el trompetista Pedro Knight, acaba de publicarse Celia, su autobiografía.

Más información: www.celiacruzonline.com
Un disco: 100% azúcar: Lo mejor de Celia Cruz y la Sonora Matancera (1997).