El mito de Ayrton Senna se inició a las 18:40 horas del 1 de mayo de 1994, cuando en el Hospital Maggiore de Bologna confirmaron su deceso. A 15 años de ese día, el accidente en Imola aún ofrece interrogantes.

"Ayrton fue con certeza el mejor piloto al que enfrenté". Las palabras de Prost ahorran mayores comentarios sobre el nivel que alcanzó Senna en once años en la F1. Desde que deslumbrara en su Toleman una lluviosa tarde de 1984 en Montecarlo, pasando por sus brillantes jornadas en Lotus, y terminando con sus tres títulos mundiales al mando de un McLaren (1988, 90 y 91), Senna fue talento puro, velocidad al límite y completo desapego por la vida. El registro de las 65 poles (recién batido por Schumacher en 2006) habla por sí solo: fue un piloto que convirtió hasta las clasificaciones en un espectáculo aparte. El mito vale, por cierto que sí.