El mito de Ayrton Senna se inició a las 18:40 horas del 1 de mayo de 1994, cuando en el Hospital Maggiore de Bologna confirmaron su deceso. A 15 años de ese día, el accidente en Imola aún ofrece interrogantes.

¿Cómo se puede acusar judicialmente a una escudería de homicidio involuntario por el accidente mortal de un piloto de F1, cuando el deporte en sí reviste riesgos mortales?

El fiscal a cargo de la investigación, Mauricio Passarini, sí encontró pruebas para hacerlo y en 1996 acusó criminalmente a tres miembros de la escudería Williams - Frank Williams, Patrick Head y Adrian Newey- , al responsable del circuito de Imola - Federico Bendinelli- , y a los comisarios de la FIA el día de la carrera - Giorgio Possi y Roland Bruynseraede.

A los tres últimos, por su responsabilidad en el estado de la pista; a los primeros, porque habían modificado la barra de dirección del auto, angostándola de 22 a 18 milímetros con soldaduras mal hechas que habrían cedido antes del golpe, dejando a Senna sin dirección a la entrada de Tamburello. Sin embargo, Passarini no tuvo suerte: la caja negra no pudo ser recuperada en buen estado, la telemetría sustenta la posición del equipo (error del piloto) y las imágenes del auto de Senna se borraron por una desafortunada interferencia digital. El juez de Imola, Antonio Costanzo, absolvió en 1999 a los inculpados.