El mito de Ayrton Senna se inició a las 18:40 horas del 1 de mayo de 1994, cuando en el Hospital Maggiore de Bologna confirmaron su deceso. A 15 años de ese día, el accidente en Imola aún ofrece interrogantes.

La dura pugna que durante años tuvo con el francés Alain Prost fue memorable, pero no la única.

Los roces entre Senna y Nelson Piquet, por ejemplo, rayaron en la indecencia. "Pregúntenle a él por qué no le gustan las mujeres", le habría dicho Piquet a un periodista, lo que le valió una querella criminal por parte de Senna.

También hubo rivalidad con Nigel Mansell, la que comenzó en Jerez de Frontera 86, cuando el entonces piloto de Lotus sacó al inglés fuera de pista.

La mayor y más recordada fue con Prost. En los libros quedaron los dos choques en Suzuka, en la definición de los campeonatos de 1989 y 1990. En el primero, giraban la vuelta 46 cuando al llegar a la chicana, Prost frenó por dentro y Senna lo embistió por fuera. El McLaren del francés quedó parado, pero el del brasileño pudo seguir y ganó la carrera. Poco después fue descalificado por acortar camino a través de la chicana.

Un año más tarde y con Prost ya en Ferrari, ambos se encontraron en el primer frenaje tras la largada. Senna, que había salido desde la pole e iba por dentro, vio al galo superarlo en la recta y simplemente no frenó. Se lo llevó consigo y recuperó así el título que siempre pensó le habían robado.

Tras su retiro, Prost confesó que Senna se acercó mucho a él: "Creo que me extrañaba. Para él, mucho de la F1 estaba en la competencia que tenía conmigo, porque no le gustaban sus nuevos rivales".