La muerte asaltó el corazón de Carolina y la dejó sin su marido el 3 de octubre de 1990. Stefano murió ahogado mientras luchaba por convalidar su título de campeón del mundo de off-shore (carreras de alta velocidad en lancha).

Carolina sacó fuerzas de lo más profundo de su ser por sus hijos (el mayor, Andrea, quedó tan impresionado por la muerte de su padre que hubo de ser tratado psicológicamente). Se retiró de la vida social y vivió en la Provenza con sus hijos. Durante ese tiempo, mantuvo una estrecha relación con el actor francés Vincent Lindon. Poco a poco el dolor se fue mitigando y Carolina volvió a resurgir como princesa de Mónaco, papel que nadie olvidó que le correspondía a ella.

En 1999 rehizo su vida junto al príncipe Ernst August de Hannover, duque de Brunswick y Luneburg, en el Palacio de Mónaco, también en medio de gran escándalo, pues él era casado y, además, alcohólico. Continúan unidos hasta hoy y tienen una hija, Alexandra.

Un dolor de cabeza real

La princesa Estefanía, nació el 1 de febrero de 1965 y ya a los 16 años fue expulsada de un colegio exclusivo en París. Aunque muy cercana a su madre, fue siempre un verdadero dolor de cabeza por su impulsividad y rebeldía. De hecho, la muerte de Grace se atribuye a que habría perdido el control de su auto por ir discutiendo acaloradamente con su hija menor.

Sus amores con Paul Belmondo, Anthony Delon, Rob Lowe y otros se vieron reproducidos una y otra vez en diarios y revistas. Cuando en abril del año 1990 parecía haber sentado cabeza, al anunciar su compromiso oficial con Jean Yves Lefur, el príncipe Rainiero respiró tranquilo. Por poco tiempo. Meses

enviar