Una vez muerto su padre, Alberto reconoció la paternidad del niño que tuvo con una azafata de origen tongolés. No obstante asumió "enteramente su responsabilidad", el pequeño no tendrá derecho al trono ni al apellido Grimaldi, aunque sí a la fortuna de su padre. El niño, que cumplirá 3 años dentro de seis meses, se llama Alexandre y su madre, Nicole Coste.
Estefanía apoya incondicionalmente a su hermano y éste lo siente y lo sabe. Al contrario, la relación del príncipe con Carolina nunca ha sido especialmente cercana y, diversas fuentes, dicen que sostuvieron una dura discusión cuando el nuevo soberano decidió reconocer pública y legalmente a su hijo. El hecho habría hecho que Carolina pusiera una vez más el grito en el cielo y lo hiciera resonar en palacio; pero esta vez Alberto no hizo caso de sus argumentos acerca de la limpieza del linaje y la vergüenza que caería –una vez más– sobre la familia. Al contrario, asumió con decisión sus responsabilidades con el pequeño.
Alberto ya no parece dispuesto a aceptar las iras y condiciones de su hermana mayor. Ahora él es el soberano y quien decide en palacio. Acepta el estilo de vida que lleva su hermana menor, y está decidido a traerla de vuelta a la primera línea oficial monegasca, apoyando especialmente su trabajo humanitario.
Aunque en el último tiempo se ha visto al príncipe en compañía de bellas mujeres, él se apresura a desmentir los rumores que anuncian compromiso con cualquiera que lo acompañe. La última de sus conquistas es la ex campeona de natación sudafricana, Charlene Wittstock, 19 años menor que Alberto, con quien se le vio muy unido en los Juegos Olímpicos de Turín y, también, en unas fotos recientes en las Islas Maldivas.
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