SANTIAGO.- Su muerte lo convirtió en el "mártir" número 1.162 de Carabineros. La bala que recibió en la cabeza en Macul no hizo más que abrir un capítulo más en la historia de esta institución, que en 1927 tuvo a su primera víctima en ejercicio, el vicesargento 1° Guillermo Aguilera Pastene.
Mientras las diligencias continúan en el país para dar con el autor del disparo que acabó con la vida del subteniente Daniel Silva Rodríguez (27), el debate en torno a los proyectos de ley que entregan mayor proyección a las policías y aumentan las penas a los delincuentes toma nuevamente fuerza.
El deceso del joven oficial no fue el único episodio similar ocurrido en su familia. En 1986, su tío, el cabo primero Pablo Silva Pizarro, falleció impactado por un proyectil en el cráneo durante el atentado contra Augusto Pinochet.
Y al igual que este trágico episodio, desde el año 2000 a la fecha han ocurrido otros hechos que han causado impacto en la opinión pública. Conozca aquí detalles de algunos de los más recordados casos de carácter delictual en los que policías uniformados fueron víctimas, y el destino que enfrentaron los autores de los ataques.
Bala modificada
"El Rata" tenía 16 años cuando fue detenido como el supuesto autor del homicidio del cabo 2° Cristián Martínez Badilla, durante un intento de saqueo en Quilicura la noche del 11 de septiembre del año pasado.
Aun cuando asegura inocencia, testigos cuentan que ese día B.A.H.A. se jactaba gritando "me pitié (sic) a un paco'". Por ahora, el Centro de Internación Provisoria del Sename es el lugar donde permanece hasta que culmine la investigación, cuyos peritajes revelaron que la mortal bala había sido modificada para provocar más daño.
Su arresto sumó un capítulo más a sus antecedentes policiales: robo motorizado y hurto simple en 2011, y porte ilegal de arma de fuego en 2012. De ser declarado culpable, arriesga una pena que no sobrepasaría los 10 años.
Por la espalda
"Eran ellos o nosotros", dijo Felipe Mendoza Rojas cuando intentó explicar los más de 10 disparos que hizo con su pistola 9mm contra el cabo Carlos Cuevas Golmo y cuya arma de servicio, calibre 38, le sirvió luego para abatir por la espalda a su compañero Job Burgos Burgos.
El deceso de los dos cabos de la 49ª Comisaría de Quilicura, la noche del 12 de febrero de 2008, aún es recordada por la encarnizada violencia con que actuó el imputado, acompañado de Ramón Córdova Olave, tras el robo en el frigorífico Trendy de la comuna.
El doble homicidio fue indagado por la Fiscalía Militar, que había sentenciado a Mendoza Rojas a presidio perpetuo y a su cómplice a dos condenas de 20 años. Sin embargo, la Corte de Apelaciones de Santiago rebajó estas penas e impuso a ambos 15 años y un día de cárcel por cada uniformado muerto. Hoy permanecen en la Cárcel de Alta Seguridad (CAS).
Asalto en pleno centro
Casi cinco años debieron pasar para que se iniciara finalmente la audiencia preparatoria del juicio oral contra Juan Aliste Vega, Freddy Fuentevilla y Marcelo Villarroel, imputados como responsables de la muerte del cabo Luis Moyano Farías.
El 18 de octubre de 2007, los tres detenidos asaltaron una sucursal del banco Security, en el centro de Santiago, y en su huida se encontraron con el uniformado, a quien le dispararon en cuatro oportunidades.
Los responsables del deceso están presos desde 2009 y han sido testigos de la recurrente postergación de la audiencia preparatoria de juicio oral, que no ha estado exenta de polémicas luego que el juez Patricio Álvarez excluyera como prueba un set de fotos del momento exacto del crimen, tomadas desde un celular por un testigo, esgrimiendo que no está acreditado su origen.
Impacto a través de casco
Diez años de cárcel fue la condena definitiva que recibió Eduardo Espinoza Bórquez -que cumple en la CAS- como autor del disparo que terminó con la vida del cabo segundo Cristián Vera Contreras, el 11 de septiembre de 2007.
Ese día, en medio de protestas en el sector de Pudahuel Sur, una bala calibre 9 milímetros percutada por el imputado, conocido como "El Guaro", atravesó el casco del funcionario policial, ocasionándole la muerte en forma instantánea.
Si bien el fiscal militar a cargo, Roberto Reveco, había solicitado 12 años de presidio, la Corte Suprema rebajó la pena a 10 años y además condenó al Estado a indemnizar con $75 millones a Elizabeth Moris Amaya, viuda del uniformado, por no otorgar los elementos de seguridad adecuados a sus funcionarios.
Agresión y suicidio
Vivía en la población San Gregorio -la misma del último mártir de Carabineros- y su vida terminó con un suicidio.
Juan Mujica Fuentealba, hijo del conocido delincuente apodado "El Indio Juan", dio muerte al subteniente Carlos Andrés González Zúñiga, la madrugada del 14 de agosto de 2005, en La Florida.
Eran cerca de las 03:00 AM, cuando el sujeto fue requerido por efectivos policiales para un control de identidad. En vez de entregar su carné, extrajo una pistola calibre 38 y le propinó tres balazos al uniformado, uno de los cuales atravesó su corazón. Luego huyó hasta una clínica cercana donde se disparó en el rostro.
Escolta presidencial
El cabo primero Miguel Enrique Yáñez Aedo murió el 16 de abril de 2002 a manos de una banda que emboscaba a automovilistas en la Ruta 5 Sur, a la altura de Calera de Tango, para cobrar "peaje".
Al ver la presencia policial, los individuos huyeron del sector hasta la comuna de El Bosque, donde en avenida Lo Espejo con Capricornio abrieron fuego, hiriendo en el tórax al uniformado que pertenecía a la escolta presidencial de los ex Mandatarios Ricardo Lagos y Eduardo Frei.
Detenidos en ese entonces y condenados por el deceso del carabinero fueron Abel Carvajal, Eduardo Pardo, Jonathan Pinto Pinto y José Miguel García Valencia. Sus penas fluctuaron entre los 5 años y un día y 10 años y un día.
Con su propia arma
Humitel Guzmán Guzmán cumplía servicios frente a la casa del ex presidente Patricio Aylwin hasta el 17 de septiembre de 2001. Aquel día, solicitó identificación a Juan Cristóbal Moraga Kuscevic, que merodeaba entre los automóviles estacionados en calle Arturo Medina, en Providencia.
El hombre, que había consumido cocaína y alcohol, aprovechó su contextura robusta para empujar al cabo primero y luego apoderarse de su arma de servicio, calibre 38, con la que le disparó en la cabeza.
Moraga Kuscevic fue condenado a 10 años por los tribunales militares, pero la Corte Suprema decidió rebajar su pena a la mitad y con el beneficio de libertad vigilada, al considerar la disposición que tuvo el acusado para colaborar.