Este año el mundo del auto en Chile tendrá su fiesta bianual y los preparativos para el evento son febriles.

Hasta ahora, el Salón del Automóvil de Santiago podía presumir sólo de tener una de las exhibiciones más diversas y grandes de Sudamérica en su materia. Y aunque eso no es poco, porque en definitiva este asunto se trata de mostrar autos, la sensación de precariedad de las instalaciones y algún rastro de itinerancia producían aún algún efecto antagónico con otros aspectos del evento.

Y aunque en la edición anterior ya había bastantes muestras de solidez en las instalaciones, el hecho de que aún gran parte de la muestra estuviera bajo una carpa mantenía esas percepciones negativas.

Y para decirlo con todas sus letras, el visitante podía llegar a sentir envidia de algunos eventos de bastante menos volumen en la región, pero que al menos podían presumir de un recinto de clase mundial.

Eso es lo que ahora cambia radicalmente.
De acuerdo a lo adelantado por los directivos de la Asociación Nacional Automotriz (ANAC), por primera vez el evento se llevará adelante en un recinto cubierto, sólido y permanente, gracias a las ampliaciones que ha llevado a cabo el centro de exposiciones Espacio Riesco.

Gracias a ellas, la muestra santiaguina entra en una etapa de madurez en esta materia, la única que a lo largo de los años que lleva no había alcanzado ese nivel. Junto con ello deberíamos esperar mayores despliegues escénicos y stands de todavía mayor calidad.

Pero más allá de la infraestructura misma, se tiene la sensación de que por fin el salón tiene un lugar de residencia permanente, un sitio que para los amantes del automóvil se convierta en sinónimo mismo del evento.