Telas de oro faltan
a mi Niño Dios:
en telas lo envuelvo
de mi corazón.
Nace en unas pajas
el Rey, cuya voz
con poder inmenso
los cielos crió.
Quien viste a los días
luz y resplandor,
Quien dio en su principio
rayos de oro al sol
y como tan pobre
en Belén nació, en telas lo envuelvo
de mi corazón.
Hoy desnudo nace,
porque mi rigor
se obligue a vestirle
de piedad y amor;
no me pide telas
de brocado, no;
vestidos desprecia
de seda y primor;
en telas lo envuelvo
de mi corazón.